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Hillary no remata a Trump en el primer debate presidencial

Hillary Clinton no logra imponerse a un Trump especialmente calmado.

Hillary Clinton habla frente al candidato republicano Donald Trump en el primer debate
Hillary Clinton habla frente al candidato republicano Donald Trump en el primer debatelarazon

Como sucede siempre tras un debate político, después de la confrontación vino la guerra de encuestas. CNN, un medio generalmente muy favorable al partido demócrata, se apresuró a señalar que el 62 por ciento consideraba ganadora a Hillary frente a tan sólo un 27 por ciento que veía como tal a Trump. Por el contrario, una encuesta sobre un espectro de 1.300.000 votos realizada por Time.com daba a Trump vencedor por un 52 por ciento sobre el 48 de Clinton. LaCNBC, con un universo de más de cuatrocientos mil votos, incluso dio una ventaja a Trump de 61 sobre 39. Pero ¿quién ganó, en realidad, el debate? Quizá haya sido el Wall Stret Journal el que lo ha expresado mejor al indicar que todos esperaban que Hillary Clinton lograra hacer saltar a Trump exponiendo su peor rostro... y no lo había conseguido. Ciertamente,Hillary no supo rematar distintas oportunidades para abatir de manera clamorosa a Trump.

El primer asalto giró en torno a la consecución de la prosperidad y, especialmente, la política de empleo. Hillary lanzó algunas de sus consignas como las de la necesidad de inversión, la subida del salario mínimo, la defensa de la conciliación o el reparto de beneficios, pero las consignas quedaron orilladas por un Donald Trump, contundente aunque tranquilo, que apuntó a que los empleos debían dejar de marcharse a China y México, a que no podía seguir tolerándose el robo de empresas y puestos de trabajo y a que los impuestos debían bajar drásticamente situándose el de sociedades en un quince por ciento. Con especial habilidad y dirigiéndose a los swing states, Trump se refirió expresamente al castigo sufrido por estados como Ohio o Michigan. El primer asalto hubiera sido ganado por Trump de no ser por la oportuna referencia de Hillary a las declaraciones de impuestos de su rival. Trump intentó neutralizarla señalando que publicaría sus declaraciones cuando Clinton entregara los miles de emails con los que había puesto en peligro la seguridad del estado. No lo consiguió. De hecho, Hillary siguió lanzando golpes a la credibilidad de Trump refiriéndose a los proveedores a los que no había pagado – uno de ellos entre el público – y a sus repetidas bancarrotas. El primer segmento terminó con la victoria escapándose de las manos de Trump, pero sin que Hillary venciera de manera rotunda.

El siguiente asalto giró en torno a la dirección que debería tomar América, pero el moderador – notablemente parcial hacia Hillary – enfocó el segmento hacia la cuestión racial. Hillary aprovechó para señalar que el racismo era un desafío significativo en Estados Unidos, una afirmación que contrarrestó Trump al señalar que lo que la nación necesitaba era “ley y orden” lo que debía traducirse en contar con más recursos policiales y en proteger a negros e hispanos de una vida convertida en “infierno” por la delincuencia. El moderador intentó empujar a Trump hacia declaraciones incómodas desde la perspectiva racial y Hillary lo acusó de dar una mala imagen de los negros, pero, de nuevo, el republicano no se dejó atrapar. Ni siquiera cuando el moderador le preguntó por qué había tardado tanto en reconocer que Obama había nacido en Estados Unidos, se vio Trump en un aprieto serio. Por el contrario, señaló que había rendido un servicio a la nación obligando al presidente al mostrar el certificado. La cuestión racial teóricamente debería haber causado problemas a Trump, pero, a lo sumo, Hillary consiguió el empate o una ligerísima ventaja.

El siguiente segmento relacionado con la seguridad comenzó con una serie de golpes de Hillary como el de asegurar que Rusia había lanzado ataques cibernéticos contra Estados Unidos a pesar de lo cual Trump hablaba bien de Putin. Sin embargo, el republicano logró parar las andanadas de Clinton, por ejemplo, al señalar que era apoyado por doscientos almirantes y generales o que no es de recibo que Estados Unidos cubra el 73 por ciento de los gastos de la NATO. Como si buscara decidir el debate, ya en el descuento, Hillary intentó asestar algún golpe de consideración a Trump acusándolo de denigrar a las mujeres, pero el candidato republicano repuso que no era nada adecuado el haberse gastado cientos de millones de dólares en difundir mentiras sobre él. Quizá en un último intento de ayudar a Hillary, el moderador preguntó si, caso de perder, aceptarían los resultados electorales. Trump respondió que él deseaba hacer grande a América de nuevo y que no creía que Hillary fuera una buena presidenta, pero que si ganaba, la apoyaría de manera absoluta. En conjunto, los dos candidatos mostraron un buen nivel, pero, en contra de lo previsto, Hillary no consiguió imponerse ni tampoco llevar a su rival a perder los nervios. Desde luego, el rostro de Bill Clinton al final del pugilato indicaba que no estaba precisamente satisfecho. Quizá no significa mucho. Hace cuatro años, Romney venció claramente a Obama en el primer debate, pero perdería los dos siguientes y con ellos, las elecciones. Veremos lo que nos deparan los futuros encuentros, pero, de momento, en las redes sociales, Trump se llevó el 79 por ciento de los comentarios en Facebook y el 62, en Twitter. No está mal para alguien que debía haber sido noqueado y que tiene la intención confesa de ser más contundente en el segundo encuentro.