Dinamarca

«El reclutamiento de yihadistas en las cárceles europeas está fuera de control»

Morten Storm / Ex miembro de Al Qaeda.. Tuvo una adolescencia difícil en Dinamarca que le llevó de la cárcel a la yihad. Fue uno de los primeros europeos en radicalizarse

2002: Morten, cuando militaba en Al Qaeda con el nombre de Murad, junto a su hijo, al que llamó Osama. Al lado, el danés en Madrid
2002: Morten, cuando militaba en Al Qaeda con el nombre de Murad, junto a su hijo, al que llamó Osama. Al lado, el danés en Madridlarazon

Morten Storm, ex mienbro de Al Qaeda. Tuvo una adolescencia difícil en Dinamarca que le llevó de la cárcel a la yihad. Fue uno de los primeros europeos en radicalizarse

Los ciudadanos occidentales que deciden viajar a Siria e Irak para sumarse a la yihad (aproximadamente 6.000 europeos en la actualidad) suponen uno de los mayores desafíos para los servicios de inteligencia. La amenaza que suponen para Europa y EE UU radica en los ataques que estos terroristas pueden realizar sobre sus países de origen, así como en su capacidad de reclutar nuevos milicianos. El atractivo del Estado Islámico para muchos jóvenes resulta sorprendente y cuesta entender los mecanismos psicólogos por los cuales ciudadanos que nunca habían tenido relación alguna con el islam se convierten a esta religión y se radicalizan a un ritmo vertiginoso. Tal es el caso de Morten Storm, un danés que decidió sumarse a Al Qaeda a finales de los años noventa y que llegó a convertirse en uno de los hombres de mayor confianza de Anwar al Awlaki, líder de Al Qaeda en la Península Arábiga. Más tarde, y de manera repentina, empezó a dudar de la yihad y se dejó seducir por las agencias de inteligencia (la danesa PET, el MI5 y MI6 británicos y la CIA) y ejerció de garganta profunda para ellos sin ningún tipo de remordimiento. Ahora, narra su historia en «Mi vida en Al Qaeda» (Península), donde hace una radiografía del engranaje yihadista y el proceso de conversión. «Me vi obligado a contarlo todo por mi propia protección. La CIA ha intentado matarme. Les tengo más miedo a ellos que a Al Qaeda», asegura.

–¿Cómo una persona educada en Occidente, sin conexión alguna con el islam, decide abrazar el salafismo?

–Los conversos [matiza que él ahora es agnóstico] encontramos en el islam algo que no tenemos en nuestro día a día, principalmente una familia. Nada más abrazar el islam, formas parte de una grupo con 1.700 millones de miembros. En mi caso, cuando viajaba por el mundo, siempre me encontraba con un hermano que me acogía, que me abría la puerta sin esperar nada a cambio. Yo, como otros conversos, valoraba esa estructura, esa estabilidad. En relación a la parte religiosa, convertirse al islam supone un pase directo al paraíso.

–Usted tenía un amplio historial delictivo, había estado en prisión, provenía de una familia desestructurada..., pero ahora estamos viendo que también personas integradas en la sociedad (médicos, profesores...) se suman a la yihad...

–Hay algo que falla en la sociedad occidental. Hay dos aspectos que no cubre: ni la felicidad de sus ciudadanos ni la seguridad. Esto, combinado con el auge de las comunicaciones, conforma una bomba explosiva. Yo tuve serios problemas de identidad. No sabía dónde iba. Creo que, además, en Europa existe una falta de identidad cultural. No todo va en relación con bienes materiales sino con la parte más espiritual.

–Sin embargo, usted tampoco encontró esta «felicidad» en el islam...

–Si se lee el Corán sin interpretaciones, es extremadamente violento, lleno de odio e intolerancia. Debes interpretarlo realmente mal para encontrarlo pacífico. Yo, al cabo del tiempo, me encontré con varias contradicciones entre lo que se predica y la realidad, por eso me aparté.

–¿Se han convertido las cárceles occidentales en nichos de reclutamiento de yihadistas?

–Sí, y es algo imposible de controlar. El reclutamiento está fuera de control. En prisión se da el mayor número de casos de radicalización. Tenga en cuenta que allí tienes mucho tiempo para pensar. Tan sólo en Francia, el 60% en de los presos son musulmanes y éstos están en la celda junto a otros ciudadanos y les ofrecen un futuro, un propósito para cuando salgan de la cárcel.

–Usted trabajó para uno de los líderes más violentos de AQPA, Anwar al Awlaki, en los «años de gloria» de esta organización terrorista. ¿ Considera que Al Qaeda ya es historia?

–Mire, con Al Qaeda ha ocurrido lo mismo que le pasaría al Real Madrid si le quitan a Cristiano Ronaldo. Si el líder deja el equipo, ya no es atractivo. Con la caída de Bin Laden se acabó. ¿Quién es Ayman al Zawahiri [el actual líder]? Nadie le conoce, es un hombre que fue fuerte en los ochenta y proviene de Afganistán, algo incomprensible. Tiene que jubilarse. Ahora la gente quiere al Estado Islámico, que para los yihadistas es símbolo de éxito, victoria. Al Qaeda está al borde del precipicio. En dos o tres años habrá desaparecido.

–¿Qué ha heredado el Estado Islámico de Al Qaeda?

–La brutalidad es la misma. Creo que Al Qaeda fue demasiado débil con los chiíes, es la única diferencia. El EI está siguiendo los paso de Abu Musab al Zarqawi [militante musulmán salafista que lideró Al Qaeda en Irak], que no se casaba con nadie. El Estado Islámico tampoco contrae compromisos con nadie y así matan a cientos de personas al día.

–¿Cómo pasó de ser confidente de las agencias de inteligencia a ser su objetivo?

–Cuando no les sirves, te dejan de lado. Bien es cierto que los británicos (MI5 y MI6) son personas disciplinadas, rigurosas y que no se comprometen a nada que no puedan conseguir. Incluso ellos me dijeron que no trabajara para la CIA. «Te van a joder», me advirtieron. Debería de haberles hecho caso. La inteligencia de EE UU te utiliza cuando les conviene, luego te dejan de lado. Tienen músculo, pero no cerebro. Compran tu lealtad por dinero. Son superficiales, su religión es el dinero.