Rusia

España anula la escala de la flota rusa en Ceuta tras las críticas aliadas

España anula la escala de la flota rusa en Ceuta tras las críticas aliadas
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El Kremlin suspende su licencia de atraque después de que el Gobierno español le pidiera explicaciones sobre su misión en Siria.

Los buques rusos que se dirigen al Mediterráneo oriental no hicieron finalmente escala en Ceuta. Así lo comunicó ayer el Ministerio de Asuntos Exteriores español al asegurar que la Embajada rusa en Madrid retiró la petición de permisos de escala para tres buques de la Marina rusa que integran una flota de ocho embarcaciones liderada por el portaaviones «Almirante Kuznetsov».

Este anuncio se produjo después del creciente malestar surgido en Reino Unido –amplificado por todos los medios de comunicación– y tras la advertencia de la OTAN ante la posibilidad de que la escuadra rusa pueda ser utilizada para bombardear Siria. El Gobierno español había concedido permiso en septiembre para el atraque de estos tres navíos entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre, algo que, según Exteriores, se hace «con normalidad en puertos españoles desde hace años», especialmente en el puerto de Ceuta, que al igual que Melilla, no forma parte del territorio OTAN, una circunstancia que ha sido aprovechada por Rusia para llevar hasta el puerto de Ceuta 60 buques de su Armada desde que en abril del año 2010 comenzaron este tipo de escalas, la última se produjo el 16 de octubre. Este año han hecho parada en el puerto ceutí cinco buques de la Armada rusa; diez en 2015; 13 en 2014; diez en 2013: once en 2011 y dos en 2010, según datos proporcionados por fuentes portuarias.

La Embajada rusa en Madrid aseguró a este periódico que se trata de un «cambio rutinario» del itinerario de la flota y añadió que Moscú mantiene una comunicación «permanente» con las autoridades españolas. La misma fuente negó que el cambio de ruta se debiese a las críticas de la OTAN y no precisó dónde va a realizar ahora la escala técnica. Los periódicos británicos habían sido ayer especialmente incisivos con la decisión de Madrid de permitir a Rusia una parada en suelo español. Hubo incluso alguno que tachó esta postura de «hipócrita», ya que España denunció hace una semana, en una declaración de la Unión Europea, la matanza indiscriminada de civiles en Alepo perpetrada por el régimen sirio con la cobertura aérea de Moscú. El propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, reiteró ayer desde Bruselas, horas antes de la reunión de los ministros de Defensa de los países miembros, que si bien corresponde a cada país decidir si proporciona suministros a los barcos rusos en su territorio, «la diferencia ahora es que este grupo naval puede ser una plataforma para lanzar ataques sobre Alepo».

El ministro de Defensa británico, Michael Fallon, dijo a su llegada a la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas que su país estaría «extremadamente preocupado de que un miembro de la OTAN prestara asistencia a un grupo naval ruso que podría acabar bombardeando Siria. Por el contrario, los miembros de la OTAN debemos permanecer unidos». Guy Verhofstadt, ex primer ministro de Bélgica, tildó la postura española de «escandalosa». Ante el aumento de la tensión en el seno de la Alianza Atlántica, el Ministerio de Exteriores español solicitó el martes a la Embajada rusa en Madrid una aclaración sobre las informaciones que apuntaban a la posible participación de esta escuadra en acciones de combate en Siria. De esta manera, Madrid ha sorteado el embrollo diplomático en el que se había visto envuelto en un momento de gran tensión entre la OTAN –encaminada a reforzar su presencia en el Báltico con 4.000 soldados– y Rusia.

La flota rusa partió del puerto de Severomorsk el pasado 15 de octubre y desde entonces ha realizado maniobras en el mar de Noruega, ha cruzado el Canal de la Mancha, y ha bordeado Francia, Portugal y España hasta alcanzar el Mediterráneo. La OTAN asegura que la flotilla rusa ha sido escoltada en todo momento a su paso por los países miembros de la Alianza. Además del portaaviones, el grupo de combate ruso incluye un crucero de batalla de propulsión nuclear, una fragata antisubmarina y cinco buques de la Flota del Norte. La decisión rusa de retirar la petición de autorización de repostaje de tres de sus buques de apoyo –nunca pidió autorización para el portaaviones– ha sido la solución «más cómoda», según insistieron fuentes de Defensa, que han admitido que el Gobierno fue consciente del malestar de la Alianza pese a que conocían la autorización a la flotilla rusa con antelación. Y no es la primera vez que España recibe críticas por autorizar a barcos rusos el atraque en Ceuta.

En los últimos años, diversos analistas y congresistas norteamericanos, así como altos funcionarios británicos, han definido la postura de España de «cínica» por el hecho de que un aliado de la OTAN esté ayudando a Rusia. Pero las alarmas se han encendido en los últimos días a medida que las relaciones entre Estados Unidos y Moscú se deterioran debido al desastre humanitario en Alepo y a las acusaciones de ciberataques por parte de Rusia en la campaña presidencial.