Unión Europea

La xenofobia se dispara en Reino Unido tras el Brexit

Los delitos de odio aumentaron un 41% en julio en relación con 2015

Boris Johnson cambió de opinión después de la convocatoria de la consulta
Boris Johnson cambió de opinión después de la convocatoria de la consultalarazon

Los delitos de odio aumentaron un 41% en julio en relación con 2015

La victoria del Brexit en el referéndum del pasado 23 de junio ha multiplicado los delitos de odio en Reino Unido. Así lo constata la cifra de denuncias por motivos raciales o religiosos presentadas ante la Policía en Inglaterra y Gales desde entonces. En julio pasado, la Policía registró un aumento del 41% en comparación con el mismo mes del año anterior, según un informe del Ministerio del Interior hecho público el jueves. Estas estadísticas oficiales corroboran los informes anteriores sobre un aumento de los delitos de odio tras la victoria del «no».

Los datos de los 31 cuerpos de las Fuerzas de Seguridad demuestran que 1.546 delitos con agravantes raciales o religiosos se registraron en las dos semanas anteriores al 23-J. Posteriormente, en los quince días inmediatamente después de la consulta, el número subió hasta los 2.241. En septiembre, el Consejo de Jefes de la Policía Nacional dio a conocer cifras que mostraron que el número de incidentes aumentó en un 58% en la semana siguiente a la celebración del referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE. Durante el mes de julio, sin embargo, se registró el mayor auge, con un total de 5.468 delitos. Clasificados en función de su motivación, el 79% de los delitos se debió a razones racistas, el 12% a la orientación sexual, el 7% a la confesión religiosa y un 6% a la discapacidad.

«Nadie en este país debería tener que vivir su vida bajo el miedo, la intimidación o –en un tercio de los casos– sufriendo directamente la violencia», aseguró Mark Hamilton, responsable de los jefes de la Policía Nacional en crímenes de odio. «Una gran parte de este aumento se debe a una mejor presentación de informes de la Policía y los sistemas de apoyo a las víctimas que dan la confianza para hablar y pedir ayuda», agregó el responsable policial.

Durante la presentación del informe, la ministra del Interior, Amber Rudd, aseguró que «el odio no tiene lugar en el país» y se mostró «determinada» a erradicarlo. Rudd trató de quitar hierro al asunto atribuyendo el repunte a que los ciudadanos denuncian más que antes. «Me complace ver que la acción del Gobierno está funcionando y que más víctimas hallan la confianza para denunciar estos delitos», concedió la titular británica de Interior.

Lo cierto es que la campaña del Brexit, centrada en la inmigración por los partidarios de la salida del bloque comunitario, parece haber despertado el monstruo dormido del nacionalismo racista en Reino Unido. Uno de los primeros blancos de los ataques xenófobos este verano ha sido la numerosa comunidad polaca instalada en el país, alrededor de un millón de personas.

En el episodio más grave, ocurrio en agosto, un albañil polaco murió apaleado por un grupo de adolescentes en Harlow, en el condado de Essex. El fallecido fue atacado presuntamente por el simple hecho de hablar con un amigo en su propio idioma, según explicaron los testigos.