Turquía

Turquía construirá un muro en la frontera siria para frenar al Estado Islámico

Cientos de personas claman contra el Gobierno turco en el funeral ayer de la joven Duygu Tuna, una de las víctimas de Suruç
Cientos de personas claman contra el Gobierno turco en el funeral ayer de la joven Duygu Tuna, una de las víctimas de Suruçlarazon

Ankara trata de impedir nuevos atentados en su territorio tras la masacre de Suruç. Tanques turcos disparan a posiciones yihadistas.

Días después de que un atentado suicida atribuido al Estado Islámico (EI) matara a 32 personas en la localidad de Suruç, las autoridades turcas anunciaron ayer que levantarán un muro a lo largo de la frontera con Siria como parte de una amplia estrategia que tiene como objetivo limitar la infiltración de fanáticos en su territorio. El viceprimer ministro, Bulent Aric, confirmó la voluntad de Ankara de «renovar sus esfuerzos para evitar la entrada de terroristas y de combatientes extranjeros, así como de facilitar el establecimiento de pasillos humanitarios».

El Ejecutivo de Ahmet Davutoglu había manifestado anteriormente sin ambages su preocupación por las consecuencias que podría tener para Turquía la guerra en el vecino país árabe, especialmente tras la irrupción de los sanguinarios milicianos del EI en un conflicto con múltiples frentes y alianzas. Medidas anteriores reforzaron la seguridad en la porosa línea fronteriza, aunque ninguna de ellas había tenido el alcance del nuevo plan, cuyos detalles comenzaron a concretarse ayer mismo en una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional.

El diario local «Daily Sabah» publicó un gráfico en el que aparecía dibujado el sistema de defensa propuesto que incluirá vigilancia las 24 horas con drones, vehículos que patrullarán diversas zonas de la frontera y el establecimiento de un centro de control que coordinará las operaciones.

Un funcionario de alto rango explicó a la agencia Reuters los detalles sobre el levantamiento del muro que tendrá una longitud de 150 kilómetros y que podrá desmontarse para ser construido en otro lugar. En otras partes de la frontera sur se reforzarán las alambradas que ya fueron colocadas no sólo para evitar el paso de yihadistas, sino también para contener el intenso flujo de refugiados que han huido de la violencia en los últimos cuatro años. El Ejército está inmerso ya en la excavación de una zanja de 365 kilómetros y, según informó, ya ha desplazado a la zona el 90% de sus aviones no tripulados y de reconocimiento. Asimismo, la estrategia de seguridad contempla una mejora en el sistema de carreteras para facilitar las labores de vigilancia de los patrulleros.

Ankara ha asignado a los trabajos un presupuesto de alrededor de 2.000 millones de liras turcas (unos 670 millones de euros), cantidad que permitirá levantar los 150 kilómetros estipulados de pared de cemento armado y alambre de espino, pero que resulta insuficiente para cubrir por completo todo el extenso borde fronterizo de 900 kilómetros que comparten Turquía y Siria. El portavoz del Ejecutivo, Bülent Arinç, reconoció así las dificultades de crear un sistema de vigilancia infalible: «Comenzaremos por los puntos más urgentes. Se establecerán bloqueos físicos para cerrar los lugares de paso de los terroristas», aseguró. Curiosamente, el anuncio se produjo sólo horas después de que el presidente Barack Obama y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, mantuvieran una conversación telefónica en la que trataron la necesidad de reforzar la cooperación entre ambos países en la lucha contra el EI. En un comunicado, la Casa Blanca informó de la llamada, en la que también se trataron los «esfuerzos comunes» para lograr una situación de estabilidad y seguridad en Irak y «un acuerdo político» para el conflicto en Siria. Ambos mandatarios hablaron sobre la necesidad de incrementar la cooperación para «cortar el flujo de combatientes extranjeros» a Irak y Siria y de garantizar la seguridad en la frontera turca con Siria.

Está por ver cómo afectará la construcción del muro al temido contagio del terrorismo en la región y también a la situación interna de Turquía. El PKK, declarado grupo terrorista por las autoridades, reivindicó hace dos días el asesinato de dos policías «en represalia» al atentado de Suruç, que fue cometido por un joven de veinte años que habría viajado a Siria tras contactar con miembros el EI a través de internet. Los milicianos responsabilizaron al gobernante AKP por el avance de los combatientes del autoproclamado califato al considerar que el Gobierno de Davutoglu no ha hecho sino poner trabas a los combatientes kurdos que han protagonizado la resistencia contra los terroristas en diversos frentes de Siria e Irak.

El goteo de muertos continuaba ayer en la provincia de Kilis, donde efectivos del Ejército fueron atacados desde el otro lado de la frontera por milicianos del Estado Islámico. «Desgraciadamente, uno de nuestros suboficiales ha sido declarado mártir y dos sargentos han resultado heridos», informó el gobernador de Kilis, Suleyman Tapsiz, a la agencia Anadolu. Un oficial turco informó de que los soldados de Ankara «respondieron al fuego al otro lado de la frontera en una zona ocupada por el Estado Islámico». Asimismo, añadió que «cuatro tanques hicieron fuego después de ser atacados por los militantes».