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El efecto Meghan: La novia de los 500 millones de euros

La futura esposa del príncipe Harry ha logrado en cuestión de meses modernizar la imagen de la monarquía británica, que la ha acogido con naturalidad, y hasta disparar su popularidad gracias a su don de gentes, que recuerda a Diana de Gales, y su estilo desenfadado

En los pocos actos a los que ha acudido, Markle ha triunfado entre el público. En la imagen, la actriz en Nottingham
En los pocos actos a los que ha acudido, Markle ha triunfado entre el público. En la imagen, la actriz en Nottinghamlarazon

La futura esposa del príncipe Harry ha logrado en cuestión de meses modernizar la imagen de la monarquía británica, que la ha acogido con naturalidad, y hasta disparar su popularidad gracias a su don de gentes, que recuerda a Diana de Gales, y su estilo desenfadado.

El nombre de Harry es el más popular entre las mujeres embarazadas de Reino Unido de acuerdo con una encuesta realizada por la web Emma’s Diary. Lo realmente curioso es que a principios de noviembre, antes de que el príncipe anunciara su compromiso con Meghan Markle, ni si quiera figuraba entre los primeros veinte. Es el efecto Meghan: todo lo que se pone se agota en cuestión de horas –aunque los precios estén por encima de los mil euros– y ya existen hasta copias de su anillo de compromiso, además de tazas y llaveros con su cara y la fecha oficial del anuncio de su boda, que se celebrará en mayo.

En el sesenta aniversario de su reinado, el príncipe Harry dijo de Isabel II que «ha logrado que la familia avance al ritmo de los tiempos». La llegada de Markle a la monarquía, y su rápida acogida por parte de todos, ha sido la prueba más notoria de esa modernización. Muchos han agradecido esa muestra de apertura y el aire de cambio en una institución calificada a veces de vetusta. Según una encuesta realizada por ICM para «The Sun» días después de que Harry anunciara su compromiso, el 71 por ciento de los ingleses cree que la boda con Markle dará un impulso positivo a la imagen de la familia real, y el 59 por ciento, que será bueno para Reino Unido en general. Además, seis de cada diez opinan que la actriz será una gran embajadora de su país adoptivo, mientras que para el 89 por ciento este enlace hace parecer a los Windsor más modernos y más en contacto con la mayoría de las familias británicas.

Sin protocolo

Esa imagen renovada de la monarquía se debe sobre todo a la naturalidad con que han acogido a Markle, atreviéndose incluso a romper el protocolo al invitarla a pasar con ellos la Navidad antes de haberse casado. Y es que aunque lo tiene todo para ser adorada por cualquier familia política –estudió relaciones internacionales en la prestigiosa Universidad de Northwestern, se dedica a causas humanitarias y tiene una elegancia y calidez innatas–, también es divorciada, católica, de raza mixta y viene de Hollywood, todas características que hace unos años habrían dado dolores de cabeza a Isabel II. Lo cierto es que el tema de la raza no ha sido mencionado por nadie, el del divorcio y la religión se solucionó con un permiso del arzobispo de Canterbury para volverse a casar por la Iglesia de Inglaterra y su experiencia frente a las cámaras fue puesta a valer en los actos que ya Markle ha protagonizado junto a Harry.

Si bien el quinto en la línea de sucesión al trono ha gozado de gran popularidad en los últimos años –en 2014 y 2015 fue nombrado el «royal» preferido en su país–, también es cierto que la mujer que ha elegido para compartir su vida ha aumentado la sensación de que Harry es el más «normal» de los Windsor. Pero, ¿por qué amamos a Meghan? Porque, como él, no tiene un pasado intachable (su relación con algunos miembros de su familia es tumultuosa y su ex esposo deja mucho que desear), pero sí un futuro prometedor. Encarna, como Grace Kelly, la fantasía de una mujer «del común» que llega a convertirse en princesa y, como la adorada Diana de Gales, tiene don de gentes y ha demostrado un enorme interés por las labores sociales. Además, su belleza es menos «perfecta» que la de Kate Middleton; Markle posee un «look» más moderno y joven que el de su cuñada, más al estilo de «la vecina de al lado».

Por otra parte, la actriz suma una legión nueva de fans para la corona inglesa: los americanos. Si los medios en Estados Unidos dieron en su momento importancia a la boda de los duques de Cambridge, las noticias sobre Meghan y Harry se suceden día tras día y cada vez con más ímpetu. No hay duda de que cuando llegue el día del matrimonio será portada en decenas de revistas. El mismo «The New York Times» les dedicaba hace días un extenso reportaje en el que afirmaban que, de acuerdo con la consultora Brand Finance, los turistas que se desplacen para la boda de Harry sumarán alrededor de 500 millones de libras (563 millones de euros) a la economía del país. Y eso sin contar con el dinero que ya está generando la pareja: las tiendas de recuerdos de Sandringham y del Palacio de Kensington venden marcalibros, llaveros y tazas con la imagen de los novios por entre 3 y 7 libras.

Otras tiendas por el estilo con las que se puso en contacto este diario aseguran que están diseñando productos que conmemoren el enlace. En la Royal Collection Shop de Londres ofrecerán un juego de té especialmente creado para la ocasión y en SUCK UK afirman que «buscaremos la manera de sacarle provecho monetario a la boda». Lo mismo pensó una mujer que retrató a los duques de Cambridge caminando junto a Harry y Meghan al salir de misa –una imagen que los fotógrafos profesionales no capturaron– y que espera pagar los estudios universitarios de su hija con lo que recaude de la venta de la foto. En menos de un año Markle ha logrado que el dinero fluya y el glamour de Hollywood se apodere de la casa real inglesa. En pleno Brexit, Reino Unido no podía pedir una mejor distracción que esta boda.