Universidad

«Cuando nombraron a Arellano se nos apareció la virgen»

Miguel Ángel Castro, flanqueado por los responsables del Grupo La Raza
Miguel Ángel Castro, flanqueado por los responsables del Grupo La Razalarazon

Rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro traza sus primeras líneas de gestión y confirma que no ha reservado ninguna partida para afrontar la posible devolución de la subvención de la biblioteca del Prado.

Hace una semana que tomó posesión del cargo y, tal y como reconoce, todavía no se ha «destetado». Miguel Ángel Castro cogió las riendas de la Universidad de Sevilla, de forma provisional, cuando Antonio Ramírez de Arellano fue llamado por la presidenta de la Junta, Susana Díaz, a ocupar la Consejería de Economía y Conocimiento. Seis meses duró su interinidad hasta que el pasado 17 de diciembre ganó las elecciones a rector, precisamente las únicas en una universidad española que no se hacen por sufragio universal, sino mediante los votos del claustro. Ayer, este catedrático de Química Inorgánica participó en Sevilla en el ciclo «Los aperitivos de La Raza», donde avanzó sus primeros pasos y la filosofía de su gestión, convencido de que «la universidad ha sido la protagonista de la gran transformación que ha experimentado este país».

Su nombre, sin embargo, sigue estando muy unido al de su antecesor en el cargo. «Cuando nombraron a Arellano se nos apareció la virgen», reconoce de forma irónica porque los rectores andaluces y otros responsables académicos «clamábamos para que pusieran en la Administración autonómica a una persona que conociera profundamente el sistema universitario». Por tanto, sostiene que el ex rector de la Hispalense cumple con este requisito, así que el ámbito universitario se encuentra en un «momento de esperanza». Pero la alargada sombra de Arellano sigue muy presente en la antigua Fábrica de Tabacos –sede del Rectorado de la Hispalense–, sobre todo a raíz de que la Junta reclamara el reintegro de una subvención de 16,4 millones de euros concedida para la construcción de la frustrada biblioteca central del Prado de San Sebastián, impulsada por Arellano y que la propia institución universitaria tuvo que paralizar y demoler tras varias sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ganadas por los vecinos. Castro aseguró que la universidad no está de acuerdo con esta reclamación, así que se formalizaron las pertinentes alegaciones que «todavía están siendo analizadas por la Junta». Sostiene el rector que «sí se utilizó la subvención», toda vez que se trataba de un proyecto compartido entre la universidad, la Junta y el Ayuntamiento de Sevilla. Sí confirmó Castro que la institución no ha reservado ninguna partida en los próximos presupuestos para un hipotético reintegro. «No voy a reservar una partida para algo en lo que no creo». En este sentido, la «única provisión» con la que cuenta es la nueva biblioteca que se está construyendo en la avenida de Eritaña. Un edificio que «no es un capricho ni una pose» porque «necesitábamos sacarla de la Fábrica de Tabacos».

La financiación ha sido un asunto clave en el devenir de la institución en los últimos años. Castro confirmó que la Junta adeuda a la universidad una cantidad que fluctúa entre los 80 y los 100 millones de euros, por lo que reclamó un proyecto «creíble» de pago. En cuanto a la deuda con proveedores, la cantidad asciende a 50 millones de euros.

Hay un argumento que repite insistentemente Castro en sus planteamientos: «Un rector debe buscar siempre el máximo grado de consenso y, por tanto, debe servir para unir». Esta máxima es la que le ha llevado a no pronunciarse durante la campaña electoral sobre una hipotética modificación del sistema de elección a rector. Ahora, aboga por abrir una reflexión «profunda» sobre el tema, toda vez que el sistema actual permite un debate academicista y una mayor precisión en la rendición de cuentas, mientras que el sufragio universal «implica una mayor percepción de que se elige a la persona que te va a representar durante cuatro años». Eso sí, puntualizó que con este sistema los debates se vinculan más a la política, además de articularse estrategias parecidas a las de las campañas electorales. «En Madrid se han visto grandes carteles de uno u otro candidato», recordó.

En cuanto a las infraestructuras, tras el «impasse» de los años duros de la crisis, Castro pidió a la Junta la recuperación de un plan plurianual con cronogramas de pago «realizables», con la posibilidad incluso de vender suelos recalificados.