Andalucía

Moreno acusa a Díaz de «traicionar» el Estatuto para centrarse en el PSOE

El líder del PP considera que con la devolución al Estado del impuesto de sucesiones persigue «no desgastarse». La presidenta de la Junta niega que afecte al autogobierno y defiende «la igualdad de todos los ciudadanos»

La presidenta de la Junta, Susana Díaz
La presidenta de la Junta, Susana Díazlarazon

El líder del PP considera que con la devolución al Estado del impuesto de sucesiones persigue «no desgastarse». La presidenta de la Junta niega que afecte al autogobierno y defiende «la igualdad de todos los ciudadanos»

A Susana Díaz se le va a hacer largo el periodo de primarias del PSOE porque la oposición le va a recordar en cada sesión plenaria del Parlamento –y fuera de él– la dificultad que supone ser una presidenta «a tiempo parcial». Ayer fue la primera sesión de control al Gobierno en la Cámara después de que su equipo anunciara de manera extraoficial que el domingo 26 de marzo oficializará su candidatura para liderar su partido. Y todos los partidos –Podemos no lo hizo durante su pregunta y sí en los pasillos– se refirieron a este asunto.

El más incisivo de todos fue el presidente del PP-A, Juanma Moreno, que relacionó la candidatura de Díaz para liderar el PSOE con la reciente decisión de la Junta de Andalucía de reclamar al Gobierno que asuma la gestión del impuesto de sucesiones y donaciones. A su juicio, es un ejemplo de que Díaz no está «centrada» y que, al día de hoy, es una «presidenta a la fuga», que prefiere «no desgastarse» porque se trata de un impuesto «incómodo», debido a que prioriza su «ambición personal».

La devolución de competencias al Estado puede abrir un precedente. Más allá de la crítica política –un hecho «insólito y ridículo» y una «traición al espíritu del 28 de febrero», según el líder de la oposición–, el impuesto de sucesiones y donaciones está recogido en el artículo 178 del Estatuto de Autonomía como impuesto cedido por el Estado. Moreno y Díaz se cruzaron reproches sobre cómo eliminarlo: los dos tienen parte de razón. La Junta puede bonificarlo al 99 por ciento como hacen otras comunidades autónomas; el Estado también puede eliminarlo, el problema es que tendría que «compensar» a las regiones. Eso sería el escenario perfecto para el Ejecutivo andaluz: recibir el dinero que recauda al año por este impuesto y ahorrarse el desgaste político que supone las quejas de los ciudadanos que tienen que afrontar la liquidación de este impuesto.

Esa línea fue muy explotada por el presidente del PP-A durante el debate para poner en evidencia el déficit de gestión que acompaña a Díaz desde que asumió la presidencia, una crítica en la que también se apoyan otros partidos de la oposición. «Si devuelve todas las competencias que no es capaz de gestionar, nos quedamos sin autonomía», le dijo Moreno. «¿También va a pedirle a Rajoy que se quede con las competencias de sanidad y educación porque no es capaz de gestionarlas, o que rescate las competencias de empleo porque desde que es presidenta de la Junta ha dejado sin invertir 2.635 millones de euros?», insistió.

Para la presidenta de la Junta, la corresponsabilidad fiscal entre regiones y la devolución al Estado de las competencias en la gestión del impuesto de sucesiones y donaciones por las que aboga su Ejecutivo no es una pérdida de autogobierno, sino una apuesta «por la igualdad, entre todos los ciudadanos y de Andalucía con resto de España». No hay cesión de competencias, sino un respeto absoluto «al espíritu del 28 de febrero».

La campaña del PP en contra del impuesto de sucesiones y donaciones y la presión de Ciudadanos, socio parlamentario del PSOE en esta legislatura, ha provocado que la Junta quiera evitarse este problema. Existe un precedente que Díaz se encargó de recordar: el impuesto sobre los depósitos bancarios, que el Gobierno eliminó: «Que lo quite ya y que compense a Andalucía», recalcó.

Otro que le recordó a Díaz su próxima doble condición de presidenta andaluza y aspirante a liderar el PSOE fue el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo. Lo hizo a su manera, un estilo que parece enervar especialmente a la jefa del Ejecutivo andaluz. Especialmente ayer, cuando le recordó su condición de «catequista», referencia «personal» que disgustó a Díaz. Maíllo la comparó con el arcángel San Gabriel, por el anuncio de su próxima candidatura: «No sabemos si ahora que ha anunciado que va a anunciar que se quiere ir de Andalucía, queriendo convertirse en el arcángel San Gabriel, se convierta en un ángel caído», dijo. El debate se tornó aquí más directo y Díaz le reprochó al líder de IU que siempre busca «la petulancia que culmine su ego».

Juan Marín, el líder de Ciudadanos, también sacó a relucir el futuro de Díaz, aunque lo hizo para poner en evidencia el desfasado Reglamento del Parlamento, que obliga a registrar las preguntas, como muy tarde, el viernes de la semana anterior al Pleno hasta las 14:00 horas. «Esta misma semana han sucedido muchas cosas y yo le podría haber preguntado qué va a ser de su futuro, pero es cosa suya y de su partido», comentó para centrarse posteriormente en el corredor ferroviario del Mediterráneo.

Por su parte, Teresa Rodríguez, que en otras ocasiones sí ha reprochado a Díaz su influencia en la gestora del PSOE, se centró en la escasa eficacia de las cláusulas sociales en los contratos la Junta durante su intervención en el interior de la Cámara. En los pasillos de la misma sí entró al debate del día. Y lo hizo con una advertencia: «Si el PSOE-A y Susana Díaz esperan que Podemos Andalucía le guarde las espaldas si decirse irse y busca nuestro apoyo en una investidura para su sucesión, se equivoca». El calendario del PSOE y el futuro de Díaz seguirán siendo los ejes de la vida parlamentaria en Andalucía.