Infraestructuras

Los técnicos admiten un año de colapsos si se conecta el tranvía por la Diagonal

La comisión de debate arranca con discrepancias entre grupos, aunque Colau confía en un acuerdo antes de Navidad para iniciar las obras en 2018

Recreación del proyecto favorito del Ayuntamiento de Barcelona para enlazar el tranvía por la Diagonal
Recreación del proyecto favorito del Ayuntamiento de Barcelona para enlazar el tranvía por la Diagonallarazon

La comisión de debate arranca con discrepancias entre grupos, aunque Colau confía en un acuerdo antes de Navidad para iniciar las obras en 2018.

Ada Colau sigue decidida a por lo menos arrancar su proyecto más personal como alcaldesa de Barcelona antes de acabar el mandato. Un proyecto para que dentro de treinta años la recuerden como la alcaldesa del tranvía. El estudio informativo que encargó la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) para analizar cuatro maneras posibles de conectar el Trambaix con el Trambesòs habla de empezar las obras el año que viene y de que el tranvía podría estar funcionando en 2022 ... si el pleno municipal se pone de acuerdo antes de Navidad.

Pero después de la primera comisión de estudio de las cuatro soluciones técnicas para conectar el tranvía en la Diagonal –el espacio que se han inventado los grupos políticos para desarrollar el debate municipal–, el consenso se antoja difícil.

Los grupos municipales se liaron una hora ayer a discutir sobre el funcionamiento de la comisión, que si debe constar de seis sesiones, tal y como se había diseñado, o si se puede ampliar a diez, como piden el PDeCAT, Ciutadans y el PP para tratar monográficamente aspectos como el impacto arquitectónico o la financiación. Al final, se harán siete, como pedía ERC, para evaluar el alcance metropolitano, pero se deja la puerta abierta a dedicar más días si una sesión queda corta.

Los cuatro técnicos dieron detalles sobre los proyectos analizados: conectar el Trambaix con el Trambesòs en superficie por la avenida Diagonal, soterrarlo parcialmente en el tramo más congestionado entre avenida Sarriá y Bruc, desviarlo por la calle Provença u olvidarse del tranvía y apostar por el autobús eléctrico. Y los cuatro concluyeron que «la primera opción es la mejor». Aunque todos reconocen que «los primeros días habrá colapsos, pero que al cabo de los meses, dos años o cuatro, los coches se evaporarán (...) como ocurrió en la calle Balmes cuando se suprimieron dos carriles de circulación para hacer accesible la estación de Provença». Al concejal del PP, Javier Mulleras se le pusieron los ojos como naranjas.

Precisamente, que la ciudad no sea capaz de asumir el tráfico del carril por sentido que perdería la Diagonal con la opción uno, la preferida de Colau, es una de las preocupaciones, por no decir, la preocupación de los detractores del proyecto. «A dónde irán a parar los vehículos que no puedan circular por las calles por donde pase el tranvía», preguntaba Mulleras.

Para el equipo de Colau y para los técnicos que avalan su propuesta, la idea de que un tranvía cruce la ciudad de este a oeste por el centro es el motor para cambiar los hábitos de movilidad de los ciudadanos, luchar contra el cambio climático y la contaminación, y dibujar una ciudad más amable con los peatones. Defienden que las dos primeras opciones permiten retirar 12.000 vehículos diarios de la circulación. Antes de cambiar la mentalidad de los ciudadnos, debe convencer a la oposición. Como mínimo necesita el aval de ERC, la CUP y el concejal no adscrito Gerard Ardanuy.