Literatura

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«Sería necesaria una Cataluña que aportara “seny” a España»

Acaba de publicar «Aventuras hispánicas», en Ediciones B, un libro que aparece cuando se cumplen sesenta años de su primera visita a España

Ian Gibson
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Ian Gibson acaba de publicar «Aventuras hispánicas», en Ediciones B, un libro que aparece cuando se cumplen sesenta años de su primera visita a España.

–Es uno de los grandes hispanistas, reconocido internacionalmente por sus grandes trabajos sobre Federico García Lorca, Salvador Dalí o algunos de los episodios más oscuros de la Guerra Civil. En estos días acaba de publicar «Aventuras hispánicas», en Ediciones B, un libro que aparece cuando se cumplen sesenta años de su primera visita a España. Usted que conoce tanto el país, no sé qué le parece aquello que decía Ortega cuando hablaba de un caballo a gran velocidad para referirse a Europa, señalando que el polvo que dejaba era España.

–No conocía esa imagen. Cuando ha empezado a hablar de Ortega me he acordado de «La España invertebrada», la España que podría ser y no era. El mismo hecho de que un pensador español formulara este título quiere decir que España no está vertebrada. Creo que es una península totalmente única. Habría que buscar la manera de hacer una federación de pueblos ibéricos, lo que sería una manera de crear una república culta, con raíces orientales y única en el mundo, un país culto de mescolanza de idiomas. Supongo que ese es el tema de mi vida y mi interés en Lorca tiene mucho que ver con eso.

–En su nuevo libro busca las raíces de España.

–Bueno, lo que hago es buscar mis raíces, pero también las de usted y las de todo el mundo. Es algo que no puedo remediar porque vengo de donde vengo, de un país telúrico –Irlanda–, una miserable isla y digo miserable porque es pequeña. Yo soy así. Vine a Iberia, a España, en busca de mí mismo y me he encontrado con lo que me he encontrado. Vine gracias a Lorca porque ese mensaje telúrico que él es y de amor o consideración al prójimo, algo que como dice Machado es lo esencial del cristianismo. Todo eso me afecta a un nivel profundo. Soy un irlandés que ha vuelto a su origen solar porque yo ya no aguanto más luna y niebla; quiero vivir con este cielo que tiene la Península Ibérica. Es algo muy sencillo.

–Usted vino hace sesenta años a España.

–Llegué en los años cincuenta del pasado siglo, creo que en 1957, cuando yo no sabía nada de nada. Ni me sonaban Lorca, ni la Guerra Civil. Lo único que sabía es que acababa de hacer un curso de gramática española de siete meses en Dublín. Me insistieron que viniera aquí a conocer mejor el idioma. Es lo que me pasó. Ya hablaba bastante bien el francés, mi segundo idioma, y escogí otro que fue el español. Fue entonces cuando empecé a leer a Lorca, como antes había hecho con Rubén Darío. Estoy convencido que sin Rubén no habría Federico porque todos los poetas vienen de un poeta. No nacen en un vacío: vienen de una tradición oral o literaria.

–Lo mismo se puede decir de Cataluña. En su libro habla mucho, por ejemplo, de Montserrat Dalí, la prima del pintor.

– Sí, hablo mucho de ella porque la recuerdo con una inmensa gratitud. Tuve la suerte de conocerla y que me hablara del abuelo Gal, del tema del suicidio de éste, del miedo a la paranoia y a la locura de su primo Salvador... Comprenderá que para mí fue mágico poder hablar y estar con Montserrat.

–¿Cómo ve Cataluña?

–Mire, a mi lo que me gustaría una Tercera República y si puede ser ibérica mejor. José Saramago me habló muchas veces de Portugal como un país desconocido y eso que está a dos pasos, al menos de Madrid. No existe ni un tren que te lleve directamente. ¿Cómo veo Cataluña? A mí me gustaría que fuéramos una república federal o, si no puede ser, que fuera española. Creo que Cataluña podría encajar perfectamente en ese modelo de España multilingüe, culta, tranquila, dialogante y europea. Que no me vengan comparando con Escocia que es algo que no tiene nada que ver con Cataluña. Yo no quiero que se separen.

–¿Cómo le gustaría que fuera España?

– Me gustaría que fuera culta y, si puede ser, con un poco de sentido del humor que ahora no se tiene, algo que le falta a la clase política actual. España debe contribuir una Europa humanitaria. En esto, una Cataluña transversal que aportara «seny» al panorama ibérico sería muy importante. La separación es algo odioso. Cuando vengo a Cataluña y veo que los catalanes son bilingües me parece que es algo maravilloso que facilita la puerta al francés y al italiano, a Virgilio y a Homero. Veo que ni Artur Mas, ni Mariano Rajoy hablan de cultura, un tema que tampoco se toca en Bruselas. La cultura europea es lo que nos une, es decir, Dante, Cervantes, Shakespeare y, si me empuja, Lorca. Eso es lo importante después de tener un techo digno.

–¿Qué le queda por saber de Lorca?

–Todo. Lorca ha sido mi poeta y en él he encontrado mi vocación, sobre todo el misterio de lo que somos.