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Las piscinas municipales tendrán derecho de admisión en 2016

EL ALAMBRE DE ESPINO rodea la piscina de San Blas en las zonas donde los usuarios se cuelan y, en la entrada, la Policía registra las bolsas que los usuarios introducen en el recinto municipal
EL ALAMBRE DE ESPINO rodea la piscina de San Blas en las zonas donde los usuarios se cuelan y, en la entrada, la Policía registra las bolsas que los usuarios introducen en el recinto municipallarazon

El Ayuntamiento quiere evitar que se repitan las agresiones.

Las piscinas municipales de Madrid están viviendo uno de sus veranos más violentos. El último altercado se produjo el pasado lunes en la piscina municipal de San Blas cuando una mujer quiso meterse al agua con pantalones, algo que está totalmente prohibido según el reglamento.

Al verlo, uno de los socorristas se acercó hasta ella para indicarle que debía salir de la piscina o ponerse la indumentaria adecuada. Inmediatamente después el trabajador se vio rodeado de un gran número de amigos y familiares de la mujer que comenzaron a amenazarle mientras le acorralaban. La tensión fue en aumento y mientras el socorrista hablaba con los familiares de la mujer intentando explicarles que no se podía entrar con esa vestimenta a la piscina porque así lo recoge el reglamento, uno de ellos sacó un cuchillo y se lo puso en el estómago. Al ver esta situación su otro compañero acudió enseguida a socorrerle y en ese momento otros dos acompañantes de la mujer sacaron sus cuchillos y amenazaron a ambos al grito de «¡os vamos a matar!».

La suerte estaba ese día del lado de estos dos socorristas y dio la casualidad de que en la piscina se encontraba un policía nacional con su familia que logró que la situación no pasara a mayores hasta que llegaron más efectivos de la Policía y se llevaron detenidos a Rafael y Jonathan M.F., los dos con antecedentes policiales.

Desde entonces, ambos socorristas se encuentran de baja laboral después del altercado. Al día siguiente, la piscina amaneció con varios cubos de basura, mesas de ping pong, vallas y hasta una sombrilla sumergidos en el fondo, después de que alguien entrase por la noche y se dedicara a arrojarlos.

El de San Blas de la semana pasada ha sido el altercado más sonado, pero no es el único que se produce en la piscina de San blas y en otras tantas instalaciones municipales cuyos trabajadores están viviendo este verano algunos episodios inéditos. El pasado 24 de junio, en esta misma piscina, una empleada fue amenazada, insultada y agredida después de pedir el ticket de entrada a un grupo de usuarios que habían entrado en el recinto saltando la valla, a pesar de que este año han puesto alambre de espino en las zonas por donde se colaban. La mujer tuvo que ser atendida por sus propios compañeros para tratar las lesiones de las que fue víctima.

Ante esta escala de violencia Marta Gómez Lahoz, concejala del distrito de San Blas en el Ayuntamiento de Madrid, y la concejal de Cultura, Celia Mayer, se reunieron el pasado martes con los trabajadores y los sindicatos para abordar posibles soluciones a este problema. «En principio el reglamento vigente no permite impedir la entrada a los agresores», explicó a este periódico la concejal de San Blas, que también declaró que no obstante, «a medio o largo plazo sí tenemos pensado cambiar este reglamento para poder proteger más a los trabajadores» y a los bañistas. Mientras se cambia el reglamento ya decara al próximo verano, el Ayuntamiento ha reforzado para lo que aún queda de éste la presencia policial en esta y otras piscinas problemáticas, incluso este viernes la Policía inspeccionaba las bolsas de las personas que querían acceder al recinto. «Dos veces al día una patrulla de la Policía Municipal se pasea por la piscina, y también hay agentes de paisano velando por el bienestar de los trabajadores», aseguró Gómez. Además, desde la asociación La Rueca, que trabaja con el Ayuntamiento de Madrid, se está colaborando con el grupo implicado en la última agresión para intentar mediar e «intentar que esta situación no se vuelva a repetir».

Pero la piscina de San Blas no es la única en la que durante estos días se han registrado altercados. En la piscina de San Fermín, situada en el barrio de Usera, una persona quiso acceder sin entrada al recinto y agredió, amenazó e insultó a una empleada de la piscina y a un guarda de seguridad hace unos días.