César Lumbreras

A vueltas con el glifosato

La Razón
La RazónLa Razón

El glifosato es el herbicida más usado en todo el mundo y existe el riesgo de que se prohíba en la Unión Europea, lo que podría provocar perjuicios importantes a los agricultores comunitarios, que ven cómo los principios activos que pueden utilizar para luchar contra las distintas plagas se van reduciendo un día tras otro. La semana pasada se comprobó una vez más que sigue sin haber una mayoría cualificada entre los Estados miembros para autorizar, o no, la renovación del glifosato en el mercado comunitario. Bruselas espera convencer a los países que se han abstenido para que adopten una posición de aquí a finales de junio, fecha en la que expira la autorización actual. La última propuesta de la Comisión Europea planteaba renovarla por nueve años. Sin embargo, en la reunión del Comité Permanente Fitosanitario, celebrada los días 18 y 19 de este mes, renunció a someterla a votación, al comprobar que no conseguiría la mayoría cualificada necesaria.

La autorización actual acaba el 30 de junio y la Comisión Europea podría proponer una prórroga de otros seis meses, como hizo el pasado mes de septiembre, con el fin de continuar con las discusiones. Sin embargo, parece que ha optado por una estrategia diferente y amenaza con no prorrogarla con el fin de forzar a los Estados miembros que se abstienen para que adopten una posición clara a favor del mismo. De mantener esta posición la Comisión, por un lado, y esa parte de los Estados miembros, por otro, podría llegarse a una situación muy grave porque el glifosato dejaría de estar autorizado en la Unión Europea a partir del 1 de julio y los países miembros deberían prohibir el uso a todos los productos fitosanitarios que tengan como componente este herbicida. Eso sería el caos.