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De órdagos y faroles

La Razón
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Sin noticias deportivas de Cristiano Ronaldo, que en menos de un mes ha pasado de ser padre de hijo único a firmar el libro de familia numerosa, es Neymar quien atiza el fuego informativo. Cristiano filtró que una vez concluida para Portugal la Copa Confederaciones, que ganó Alemania, no regresaría a España. En realidad, quería decir que no pensaba volver al Madrid. Lanzó un órdago, Florentino lo aceptó y resultó que era un farol.

Los grandes clubes europeos no hicieron cola en el Bernabéu para fichar la imagen de un goleador de 32 años. El Manchester United se desmarcó, el Bayern manifestó que era un fichaje imposible, los chinos continuaron con sus bazares y tiendas de alimentación y el PSG asomó en ese panorama de por sí sombrío, tan tímido que Cris no volvió a ser noticia hasta que agentes aduaneros irrumpieron en el yate de alquiler donde pasaba unos días con su numerosa prole en Formentera. El susto, morrocotudo, no avivó su intención de poner millas marinas de por medio. En ésas, irrumpió Neymar en complicidad con el PSG. Inicialmente, no había que descartar el montaje, la venganza del jeque Al-Khelaïfi harto de que el Barça le tocara los dídimos con Verratti. Pasan los días y parece que hay mucho de cierto en ese apoteósico traslado de Ney a París por 222 millones.

A Valverde le preguntan por el brasileño y explica que ensaya tácticas con él incrustado en los mecanismos del equipo. Los pesos pesados del Barça hablan con Neymar, le preguntan que dónde va a estar mejor y en las entrevistas le doran la píldora. Sin duda, sería una gran pérdida. Y como Bartomeu lo sabe, ha hablado con él, le ha recordado que le mejoró el contrato una barbaridad hace cuatro meses y que el Barça y él se sientan en el banquillo por su culpa y por la codicia del papá. Toca esperar.