Violencia de género

El peor silencio

La Razón
La RazónLa Razón

El pasado fin de semana, la sociedad se llenó de mensajes de solidaridad hacia las mujeres que sufren algún tipo de violencia machista; es decir, hacia todas. Porque este mundo está diseñado a imagen y semejanza de ellos, y ninguna mujer se libra de verse forzada a comprender y sobrevivir en un esquema ajeno a su naturaleza. Yo estoy convencida de que la mujer y el hombre somos diferentes, pues diferente es nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Sin embargo, la beligerancia se impuso como modelo, y ahí estamos: de guerra en guerra, manteniendo un pensamiento patriarcal que no favorece a ninguno de los géneros. Algunos hombres ya se han dado cuenta de que no les sirven esos privilegios y pelean, con el mismo ímpetu que las mujeres conscientes, por la igualdad de oportunidades y el cambio en el modelo. Un cambio que se resiste como jabato loco a través de mecanismos aviesos. Uno de los más graves es el silencio. Y no sólo el silencio, por miedo justificado, de las mujeres maltratadas. Es el silencio de gran parte de los hombres, la pasividad de sus acciones, el desprecio soterrado hacia esta lucha irremediable, lo que nos lleva a fracasar y a que no se concreten todas las medidas necesarias para el cambio real. De todo lo que he leído este fin de semana, lo más escalofriante ha sido la siguiente noticia: El último CIS revela que sólo el uno por ciento de los españoles considera la violencia de género como algo grave. Si sólo al uno por ciento le parece grave que se acose o abuse, o maltrate, o se viole, o se mate a las mujeres, el silencio será inmenso. El peor silencio.