César Lumbreras

Gestión de mercados

La Razón
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Ni es la primera vez que lo escribo, ni tampoco será la última: dentro de la Política Agrícola Común (PAC) tienen que existir instrumentos para gestionar los mercados cuando se produzcan crisis de precios, independientemente de los factores que las provoquen. Y esto es algo que se olvida con frecuencia, por lo que conviene recordarlo e insistir en ello de cara a las negociaciones que tendrán lugar durante los próximos años para cerrar la PAC que debería aplicarse a partir de 2021, aunque tal y como está el calendario comunitario podría ser que no entre en vigor hasta 2023.

Es mucho más fácil solucionar un problema con una actuación rápida y eficaz que dejar que los problemas se vayan pudriendo y la situación agravando, como sucedió con la crisis láctea.

Un ejemplo claro de ello se registra ahora mismo en nuestro país: la campaña de fruta de hueso está siendo un desastre desde que comenzó. Ahora ya no es que los precios de esta fruta sean bajos; ahora el problema es que las centrales hortofrutícolas están saturadas y no son capaces de recoger la mercancía que proporcionan los productores. Ello se debe, por un lado, a la existencia de un excedente estructural, del que el sector debería ser consciente, y, por otra parte, a que los mercados exteriores no tiran, especialmente por el veto decretado por Rusia.

Desde España se han reclamado actuaciones a la Comisión Europea, pero desde Bruselas dicen que no están previstos fondos. Total, que por una razón o por otra no hay que esperar, salvo sorpresa mayúscula, la adopción de medidas extraordinarias de retirada de la fruta del mercado a corto plazo, que es cuando realmente se necesitan. ¿Tan difícil resulta que se establezca un mecanismo de gestión de los mercados que entre en funcionamiento de oficio, de forma rápida, cuando se produzca una situación grave en cualquier sector como la que está acontenciendo en estos momentos?