Finanzas

Los españoles deben desendeudarse

La Razón
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Familias y empresas españolas han realizado un extraordinario esfuerzo de desapalancamiento desde 2010. En estos últimos siete años, tanto unas como otras han amortizado deuda por importe equivalente a 50 puntos del PIB, algo que ha saneado de manera muy apreciable su situación financiera. Justamente, esa más robusta situación financiera, unida a un clima de tipos de interés anormalmente bajos, está permitiendo que algunos agentes económicos vuelvan a endeudarse. Sin ir más lejos, la deuda de los hogares españoles ha vuelto a aumentar durante el pasado mes de junio. Lo ha hecho, además, con contundencia: si entre julio de 2016 y mayo de 2017 el apalancamiento familiar había descendido en 16.800 millones de euros, únicamente en junio de 2017 volvió a incrementarse en más de 7.500 millones.

El dato dista de ser grave: el endeudamiento familiar se incrementa durante todos los meses de junio debido a la preparación económica del periodo vacacional. En junio de 2016, lo hizo en 8.200 millones de euros; en junio de 2015, en 5.300 millones; y en junio de 2014, en 4.500 millones. En gran medida, pues, estamos ante un fenómeno meramente estacional que revertirá durante los próximos trimestres. Ahora bien, que no debamos preocuparnos por el incremento específico de la deuda familiar durante este pasado mes de junio no significa que no debamos prestar atención a la evolución previsible de esta magnitud en el medio plazo: los pasivos de los hogares españoles, a pesar de la muy notable minoración que han experimentado recientemente, continúan ubicándose por encima de la media europea (en concreto, 2,5 puntos del PIB, casi 30.000 millones de euros), de modo que el proceso de desapalancamiento debería continuar su curso. Por desgracia, el ritmo al que los españoles están amortizando sus deudas ha caído con intensidad: mientras que en 2013 y 2014 el desendeudamiento progresaba a una velocidad de entre 30.000 y 40.000 millones de euros por año (de forma que en apenas doce meses podríamos alcanzar las ratios de endeudamiento europeas), a fecha de hoy se ha frenado hasta apenas los 9.000 millones (y sigue ralentizándose aún más conforme pasa el tiempo).

La situación financiera de nuestro país ha mejorado mucho en muy poco tiempo y debemos mantener la cabeza fría para evitar volver a emborracharnos de deuda barata. Claro que la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), consolidando los tipos de interés a mínimos históricos, no ayuda demasiado a conservar la prudencia.