Política

Crisis en el PSOE

Susana busca el centro

Susana busca el centro
Susana busca el centrolarazon

La hoja de ruta trazada hace un año por los estrategas de Susana Díaz, asesores ajenos al PSOE andaluz, se cumple con precisión suiza. La presidenta de la Junta de Andalucía se ha volcado en la campaña de las elecciones europeas porque en su fuero interno las concebía como una primera vuelta de las autonómicas que convocará para el otoño. Los votantes la premiaron con más de nueve puntos de ventaja sobre el PP. Todavía no ha purgado su pecado original, el dedazo de Griñán que la entronizó, y sabe que su ascenso al trono de Ferraz pasa por un refrendo de las urnas andaluzas. Su «think tank» personal valoró incluso celebrar los comicios regionales esta primavera, antes de las europeas, pero la opción se desechó por precipitada. El asalto será durante la segunda legislatura de Rajoy.

El resultado en Andalucía del 25-M ha despejado de nubes el horizonte electoral de Susana Díaz. El nuevo líder del PP regional, Juanma Moreno Bonilla, es aún transparente. Tres cuartas partes del censo no lo reconocerían si se cruzase con él por la calle. La federación socialista andaluza, la más numerosa del país, se plantará pues en el congreso de julio como único sostén del partido en el descalabro de anteayer y con su baronesa como segura vencedora de las primeras elecciones en las que concurrirá la nueva dirección general. Que será quien diga la poderosa delegación andaluza, es decir, quien diga Susana. Como ocurrió en el PSOE-A hace un año, el proceso de primarias quedará capado porque nadie osará presentarse contra el aparato recién salido de un congreso. Habrá un solo candidato y será el secretario general.

Una voz autorizada dentro del socialismo andaluz, aunque ya sin cargos institucionales ni orgánicos, vaticina que «Susana Díaz y quienes la asesoran no caerán en la trampa para elefantes que le está tendiendo el PP con la izquierda antisistema, a la que se ha dado alas en los medios afines al Gobierno. Es una tentación pensar que al PSOE se le han ido muchos votos a IU y a Podemos, pero la verdad es que la gran bolsa de papeletas que echamos en falta está en la abstención. Y al abstencionista se lo reconquista con centralidad, no con giros radicales». Por eso, en principio, se busca un perfil moderado para aupar a la secretaría general, «más Patxi López o Madina que Carmen Chacón. Primero, porque su perfil como candidata es parecido al de Susana; y segundo, porque tanto ella como sobre todo su marido, que es quien maneja su carrera política, están demasiado vinculados al zapaterismo».

Pese a haberse criado en el más virulento frentismo bipartidista, en el que nada bueno podía reconocérsele al adversario, a Susana Díaz le han hecho comprender que el futuro de Europa pasa por los grandes acuerdos políticos, a los que sólo es posible llegar con socios de fiar. Su experiencia de gobierno con una bisagra fanatizada y voraz como la IU de Sánchez Gordillo está siendo traumática. De hecho, la está desgastando personal y políticamente más de lo imaginable. Por eso está decidida a gobernar en minoría tras las próximas autonómicas, llegando a acuerdos puntuales con el PP, sin descartar ni siquiera el pacto de legislatura. «Sería el abrazo del oso perfecto aunque no creo que Moreno sea tan torpe», dice la citada fuente. Siempre pendiente de los titulares, Díaz quiere pasar a la posteridad como la dirigente que derribó esos prejuicios más sanguíneos que racionales contra la tópica derecha. «Pero primero hay que convencer a la militancia, que en ese punto es dura».