Sevilla

También conviene reparar en lo bueno

La Razón
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Una de las cosas que más me molesta de la política pequeña, la del día a día, es aquélla que sólo pondera lo malo o lo menos bueno, siempre según en qué lugar estés. Al menos PP y PSOE, como han estado en los dos lados, han tenido tiempo para ponderar lo bueno, siempre, claro está, barriendo para casa. Pero hay otros partidos, sobre todo los de izquierda más radical, que cualquiera que los oiga sin conocer la España de hoy podría creer que estamos como hace un siglo o, mejor, como sí están hoy Cuba y, sobre todo, Venezuela. Por cierto, con gran ingenuidad espero que Podemos condene el golpe de estado dado en Caracas por el dictador Maduro, a no ser que esta forma tan pintoresca de anular al parlamento esté entre los estudios –tan bien remunerados– que algunos dirigentes y fundadores del partido morado realizaron para el buen gobierno de los chavistas. Todo esto viene a cuento de las críticas y las chanzas vertidas sobre el presidente Rajoy por utilizar un mismo argumento refiriéndose a España y, más tarde, en la cumbre conservadora de los populares de la Unión Europea. Decía Rajoy que España goza de gran crédito en el mundo, que la economía es la que más crece en la Unión, que en el ultimo año han venido a conocernos más de 70 millones de personas... Que algo bueno tendremos para que tantos quieran estar en nuestra tierra. Todo lo expuesto son hechos incontestables. Los mismos argumentos dedicados a Europa siguen siendo imbatibles, por qué no usarlos. Todos los partidos van desarrollando unos argumentarios en cada momento. Además, pondere lo bueno. Si además es cierto, es una cura mental y física. El otro día estuve en el nuevo espacio CaixaForum. Me pareció algo muy positivo a todos los niveles para Sevilla, que tiene que cuidar con gran esmero todo su inmenso patrimonio histórico, pero que tiene que abrirse a la modernidad y este espacio dedicado a la cultura está en el sitio justo. Siempre mantuve, cuando la Torre Triana escandalizaba a muchos, que cruzando el río, quedando fuera de las antiguas murallas, que era el espacio natural para lo nuevo. Añadir que una vez que se remate todo el entorno, está llamado a convertirse en un lugar de referencia en nuestra ciudad. Consejo: no se pierdan la exposición de Anglada-Camarasa, porque CaixaForum se queda, pero los cuadros del grandioso pintor catalán se van. Parte buena, positiva y a largo plazo. Paso a la critica constructiva: este nuevo centro iba a estar ubicado en las Reales Atarazanas, pero faltó tiempo para que protestara un grupo de bienintencionados pero de los que encuentran problemas incluso en apoyarse en una pared del antiguo astillero, y otros muy sevillanos ellos pero que si pueden paralizar algo que se puedan apuntar los contrarios, estupendo. Y así estamos en el peor escenario posible: Las Atarazanas siguen igual que cuando el ejército abandonó el recinto. Contraste evidente es el museo al que me refería, teniendo que reorganizar todo un proyecto, en un nuevo lugar, con un nuevo diseño, ahí está en dos años abierto y disfrutando de una gran acogida. ¿Cuando disfrutaremos de las Reales Atarazanas, siendo un gran foco de atención en el centro de Sevilla? Una muestra más del dinamismo de la empresa privada y de la lentitud; las zancadillas; el pensar que si un solo ladrillo de los que se empleen en la restauración no pertenece a la época de su construcción, el mundo se cae. Mientras tanto, el deterioro de la fachada se hace evidente, pero parece que para algunos esto y que permanezca cerrado es la mejor solución. Ejemplo claro del cuanto peor, mejor.