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Tres eran tres

La Razón
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En plenitud, Bale es el TGV francés, el AVE español y el tren de levitación japonés. Un futbolista imparable, fuerte, veloz, intimidador. Con molestias, por leves que sean, apenas se identifica con los FEVE; entonces se aísla y a Zidane no le queda más remedio que sustituirle. No es un jugador de cristal, pero es dúctil, y nada casual que en los dos últimos encuentros sea el miembro prescindible de la BBC según avanza el partido. Lo cual no es una rémora para el Madrid porque dispone de recursos suficientes para disimular la ausencia de este percherón galés de mírame y no me toques. Una prueba, otra más, el segundo revolcón que ha dado al Bayern en Liga de Campeones. El 1-2 invita a soñar y a no perder la fe en Zizou, que reforzó su imagen de entrenador al derrotar al maestro Ancelotti en su casa.

Pisa firme el Madrid en Europa, con más contundencia que el Atlético y una seguridad infinita si se le compara con el Barcelona. Tres eran tres los equipos españoles con rumbo a las semifinales continentales y el primer envite casi ha dejado el paquete reducido a dos. Del Atleti hay que esperar lo mejor en la devolución de visita al Leicester, aunque le faltó puntería para sentenciar la eliminatoria. No fue suficiente recompensa la falta fuera del área que el árbitro convirtió en penalti, transformado por Griezmann, ¡al fin! Simeone juega su torneo y sus aspiraciones no son baladíes.

El Barça camina un escalón por debajo de los rojiblancos y dos por detrás de los madridistas. Resulta difícil creer que el milagro ante el PSG vaya a reproducirse frente a la Juve. Un 3-0 favorable a un italiano es una losa. Tres eran tres...