Astronomía

La materia oscura del Universo, más uniforme y menos grumosa de lo que se pensaba

Tenemos un universo “miga de pan”, más que un universo “esponja”, aseguran los científicos

La materia oscura del Universo, más uniforme y menos grumosa de lo que se pensaba
La materia oscura del Universo, más uniforme y menos grumosa de lo que se pensabalarazon

El universo, ¿es una esponja o es miga de pan? ¿la materia oscura está distribuida en forma de grumos alrededor de grandes espacios vacíos o se agrupa de forma más uniforme?

El universo, ¿es una esponja o es miga de pan? En otras palabras: la materia que compone el cosmos ¿está distribuida en forma de grumos alrededor de grandes espacios vacíos (como el tejido de una esponja que se dibuja irregularmente entre los agujeros de la estructura) o más bien se agrupa de forma más uniforme como si fuese el interior de un pan esponjoso?

La pregunta es de vital importancia para conocer cómo funciona el cosmos. Y la respuesta puede estar en el hallazgo sobre la materia oscura que anunciaron ayer los miembros de un equipo internacional de astrónomos que trabajan dentro del proyecto KIDS (un magno sondeo del universo a partir de datos del telescopio VLT en Chile.

Según ellos, la materia oscura es más uniforme de lo que hasta ahora pensábamos.

Se llama materia oscura a la sustancia misteriosa e invisible que compone el 27 por 100 de toda la masa del universo y a la que los científicos aún no han podido ponerle cara. Se trata de uno de los grandes misterios de la astrofísica: ¿como es posible que casi un tercio del material con el que está fabricado el cosmos no sea detectable por ningún tipo de telescopio? ¿Imaginan saber que una tercera parte de su casa existe en algún sitio pero no sabe dónde, ni qué aspecto tiene?

Esta materia esquiva es en buena medida la responsable de que el cosmos tenga la forma que tiene. Siempre se ha pensado que el espacio se parece mucho a una esponja. Los huevos “vaciós” estarían llenos de materia oscura y las galaxias, estrellas y planetas residirían en los filamentos de fibra que los rodean. De hecho, el crecimiento del cosmos podría ser fácilmente el producto del crecimiento de esos agujeros de materia oscura.

Por efecto de las fuerzas de gravitación potentísimas ejercidas por esa masa invisible, a lo largo de miles de millones de años la masa estelar, galáctica y planetaria se ha arracimado en una suerte de grumos o hebras alrededor de los vacíos.

De hecho, algunas mediciones realizadas en el año 2013 con el satélite europeo Planck parecían confirmar esta idea. Ese satélite captura la luz más lejana y antigua del cosmos y de sus datos se desprendía que la materia oscura y visible en los albores del espacio y el tiempo mantenían una estructura uniforme y que, poco a poco, fue transformándose en el aspecto grumoso que hoy creemos ver.

Pero las nuevas observaciones realizadas con el telescopio VLT en Cerro Paranal, Chile, administrado por el Observatorio Europeo Austral, sugieren un dibujo muy distinto. Para observar la distribución de la materia cósmica, los autores de este trabajo, han sondeado datos de un área que agrupa a 15 millones de galaxias en le cielo del Hemisferio Sur y que, vista desde la Tierra, ocuparía el espacio en el firmamento equivalente a 2.200 lunas llenas juntas.

En ese gigantesco entorno han buscado el efecto de las llamadas lentes gravitacionales. Dado que la materia muy masiva puede hacer que la luz que pasa cerca de ella se doble, los científicos rastrean el cosmos buscando señales de esa doblez. El brillo de una galaxia lejanísima puede llegar distorsionado a nuestros telescopio indicando que, en su camino, ha sido afectado por un cúmulo de materia oscura. La materia no la vemos, pero sí la huella que ella deja en la luz visible.

Al analizar dónde se produce este tipo de fenómenos, los astrónomos han descubierto que la materia oscura está distribuida de manera más uniforme de lo que creíamos. Tenemos un universo “miga de pan”, más que un universo “esponja”.

Saber cómo se ha distribuido la materia desde su origen hace más de 13.000 millones de años permitirá a los expertos entender mejor cuál es el destino del cosmos y encontrar herramientas más afinadas para poder dar respuesta a la pregunta que aún nadie sabe contestar: de qué está hecha realmente la misteriosa materia oscura.