Reproducción asistida

La Justicia francesa autoriza a una española a usar el esperma de su marido fallecido

Mariana Gómez-Turri
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La española Mariana Gómez-Turri quiere tener un hijo por inseminación artificial de los gametos de su difunto marido, y ha obtenido que el Consejo de Estado francés le permita exportarlos a España para proceder allí a una inseminación post-mortem.

La española Mariana Gómez-Turri quiere tener un hijo por inseminación artificial de los gametos de su difunto marido, y ha obtenido que el Consejo de Estado francés le permita exportarlos a España para proceder allí a una inseminación post-mortem, una práctica que está prohibida en Francia.

El tribunal administrativo había desestimado la petición de Mariana Gómez-Turri, y ahora la más alta jurisdicción administrativa en Francia insiste también en que prohibir la inseminación post-mortem o la exportación de gametos conservados en Francia con vistas a realizar una inseminación en estas condiciones es conforme con la Convención Europea de los Derechos del Hombre.

Sin embargo, en contra de este principio, el Consejo de Estado considera que se encuentra ante una « situación muy particular » y le parece que aplicar la ley francesa en este caso « llevaría a consecuencias manifiestamente desproporcionadas », por lo que ordena que se proceda a la exportación de los gametos. El marido de Mariana Gómez, Nicola Turri, sufría una grave enfermedad, y el tratamiento que se le iba a aplicar podía causarle la esterilidad, por lo que depositó sus gametos en el centro de estudios y conservación de huevos y esperma del hospital Tenon, con vistas a utilizarlos en una inseminación artificial posterior. El tratamiento no dio los resultados esperados, su salud se deterioró brutalmente, y falleció el 9 de julio de 2015.

Antes de morir, Nicola Turri dio su consentimiento de forma explícita para que su esposa pudiera utilizar sus gametos para una inseminación artificial tras su muerte, por lo que Mariana Gómez-Turri, de vuelta a España, pidió a la administración francesa que le permitieran exportar los gametos de su esposo para someterse a una inseminación. En Francia, las leyes de bioética consideran que la asistencia médica para la procreación sólo es legal en el caso de estar destinada a remediar la infertilidad de una pareja o evitar la transmisión de una enfermedad particularmente grave, por lo que los dos miembros de la pareja deben estar vivos y en edad de procrear. De hecho, la separación de la pareja o la muerte de uno de ellos impide que el otro pueda seguir sólo el proyecto que tenían en un principio de procrear. Además, el código de salud pública prohíbe explícitamente la exportación de gametos conservados en Francia para darles un uso contrario a las leyes del país. A pesar de ello, el Consejo de Estado ha decidido ir en contra de la legislación francesa, y aunque la ley es compatible con la Convención Europea de los Derechos del Hombre, considera que Mariana Gómez-Turri « se encuentra en una situación en la que la exportación de gametos

conservados en Francia constituye la única forma para ella de ejercer la facultad que le abre la ley española », que le autoriza a realizar una inseminación post-mortem. El Consejo concluye que el hecho de rechazar a la demandante la exportación de gametos constituye « un atentado manifiestamente excesivo contra su derecho a la vida privada y familiar ».

El Consejo de Estado ha ordenado a la Asistence Publique-Hôpitaux de Paris, de la que depende el hospital Tenon, y a la Agencia de Biomedicina, de la que dependen las autorizaciones para la exportación de los gametos, que « tomen todas las medidas necesarias » para que los gametos de Nicola Turri puedan ser exportados a España, donde Mariana Gómez podrá someterse a una inseminación artificial y aquí en Francia le está prohibida.