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Barcelona quiere tener un parque de ocio virtual

Barcelona podría ser la primera ciudad de Europa en tener un parque de ocio de realidad virtual, según ha desvelado el primer ejecutivo de «The Vision of Infinite Dimensions» (VOID), Ken Bretschneider, que presenta en el XI congreso Gamelab en la ciudad condal las últimas novedades de este proyecto.

«Barcelona -ha destacado Bretschneider en una entrevista con Efe- es un mercado en el que estamos muy interesados porque hay mucho apoyo a las tecnologías interactivas», por lo que la llegada a Europa se podría producir a partir de enero del 2017.

El primer parque de realidad virtual del mundo se abrirá en Utah (EEUU), en junio de 2016, al que seguirán otros en San Francisco, Nueva York, Chicago, y Canadá, entre otras.

En Europa, además de Barcelona, VOID quiere estar en París, Londres, Amsterdam y en otras capitales, y saltar luego a Asia, en concreto a países como China, Corea o Singapur.

VOID, que según los expertos supondrá una gran revolución del ocio, está concebido como un parque temático virtual en el que se podrán tener experiencias de un mundo irreal con nuevas tecnologías que permiten al usuario ver, moverse y percibir el mundo digital de una forma totalmente realista, como una inmersión.

El parque de realidad virtual, ha explicado este directivo, es como un cine Imax de 20 por 20 metros en el que, en lugar de entrar en una sala, se entra en ocho espacios virtuales, como unas cápsulas de juego en las que caben hasta ocho jugadores, donde se pueden vivir experiencias irreales, ver a los avatares de los jugadores o a sus representaciones, y tocar y establecer relaciones con los objetos.

Esta nueva forma de ocio virtual no supondrá, en su opinión, el fin de las salas de cine «porque es un medio distinto y a la gente le sigue gustando que le cuenten historias», aunque está seguro de que VOID será un elemento indispensable en el entretenimiento del futuro.

En la entrevista, ha explicado que para abrir una de las nuevas salas, que no serán franquicias, serán necesarias colaboraciones con otras empresas y una inversión de entre 15 y 20 millones de dólares (entre 17,4 y 20 millones de euros), lo que cuesta un cine Imax.

Cada entrada para una experiencia de 20 minutos, que podrá ser casi a la carta y lo suficientemente corta como para que no cree adicción, según Bretschneider, costará entre 29 y 39 dólares (entre 33 y 45 euros).

Aunque para una buena experiencia de realidad virtual habrá que ir a los parques, como se va a una pista para jugar a tenis, el directivo de VOID ha anunciado que también trabajan para que se pueda jugar desde el ordenador de casa, «aunque la experiencia no será tan intensa».

Para ello, desarrollan monitores de captura para el mercado doméstico que permitan tener experiencias virtuales, aunque no ofrecerán la misma intensidad que la de un parque de ocio virtual, «porque hay efectos en 5D, como elementos meteorológicos (lluvias o viento), o sensaciones como el temblor al ser captado por un rayo de una nave espacial, que no se podrán tener en casa».

Para vivir una experiencia virtual habrá que ponerse unas gafas, que son como un ojo de alta resolución, unos guantes que entran en interacción con los objetos virtuales y físicos en nuestra dimensión, con los que se pueden coger y tocar cosas, y un chaleco a través del que se sienten los efectos ambientales como una bala, un láser o interaccionar con una criatura extraña.

El equipo se completa con unas pinzas en los tobillos que manejan el movimiento del cuerpo y que cuentan con simuladores de movimiento que permiten tener la sensación de que se está en un avión caza, en un submarino, o ser un robot.

Asegura este directivo que con la realidad virtual se puede hacer de todo, ir a cualquier dimensión, a cualquier lugar del tiempo en incluso experimentar el sexo virtual, aunque ha puntualizado que el desarrollo de esta faceta lo dejan para otros emprendedores porque no es lo que más les interesa.

Lo que sí interesa a VOID es el campo de la educación y han previsto organizar visitas formativas con escolares para que los niños puedan aprender mientras se divierten.