Vacaciones

El verano es para viajar con niños

Festivales musicales con actividades infantiles y pueblos misteriosos con historias de fantasmas son algunos de los planes que propone Guía Repsol para disfrutar estas vacaciones con los más pequeños

El verano es para viajar con niños
El verano es para viajar con niñoslarazon

Festivales musicales con actividades infantiles y pueblos misteriosos con historias de fantasmas son algunos de los planes que propone Guía Repsol para disfrutar estas vacaciones con los más pequeños

Descubrir paisajes, vivir nuevas experiencias, conocer otras culturas, pasar tiempo en familia... Viajar es uno de los mejores regalos que se le puede hacer a un hijo. Pero hay que buscar destinos y actividades que hagan disfrutar de las vacaciones de principio a fin. Ir de festivales, conocer lugares misteriosos o alojarse en un hotel de juguete son algunas de las propuestas de Guía Repsol.

Las nuevas generaciones de padres son genéticamente festivaleras, quienes no quieren dejar de vivir esas increíbles experiencias en las que habitan en tiendas de campaña y tienen pulseras multicolor en la muñeca. Por eso, cada vez hay más festivales que acondicionan sus espacios y programas para que los más pequeños acompañen a sus padres a los conciertos. El South Pop en Isla Cristina (Huelva; 11 y 12 de septiembre) es perfecto para combinar naturaleza, confort y música. Junto a Dorian, Niños Mutantes, Sidonie o Ángel Stanich se disfruta en un ambiente distendido, en el que se puede deleitar de música de primer nivel tumbado en la playa o dándose un homenaje gastronómico. Asimismo, el Sonorama Ribera (Burgos; 12 al 14 de agosto) de Aranda de Duero que vive por y para el Festival del vino. Además, contará con Sr. Sapo y Petit pop en horarios poco bulliciosos, invitando a acudir a todos los públicos.

En España hay infinidad de sitios con historia, con misterio y con monstruos, brujas y fantasmas. Hay que encontrarlos y trasmitir esa fantasía, ese morbo y ese miedo –llevadero– que a los niños les despierta todos los sentidos. El Parador de Cardona (Barcelona) puede ser la primera parada. ¿Qué ocurre en la habitación 712 del parador? ¿Por qué sólo se abre bajo petición expresa? ¿Vive en ella algún fantasma? Dicen que en este castillo medieval del siglo IX se mueven los muebles solos, los grifos se abren y se oyen ruidos y voces cuando la estancia está totalmente vacía. En Zugarramurdi (Navarra) y su ruta de la brujería aún se escuchan los susurros del diablo. Alex de la Iglesia y su película quizá tengan algo que ver con su fama, pero son muchas las comarcas que vivieron el fenómeno de la brujería durante la Edad Media y que siguen impregnados por un halo de misterio, como Sangüesa y Lumbier, Amescoa, Viana y Bargota.

En el Claustro del Monasterio de San Juan de los Reyes (Toledo), de la época de los Reyes Católicos, las gárgolas tienen formas estrambóticas que van desde leones alados a dragones y seres monstruosos con patas de anfibios. Los bosques son también misteriosos por definición, donde habitan brujas, malos espíritus, duendes y gnomos. Es lo que pasa en el Bosque de Orrius (Barcelona), donde los niños pueden buscar entre árboles, cuevas y recovecos el refugio de esos seres. A media hora en coche de Barcelona, oculta esculturas en granito con rostros humanos, elefantes y tortugas. Un consejo: no baje la guardia, ya que los duendes se divierten lanzando piñas desde los árboles.

La Catedral de Santa María de Burgos y su historia sobre un animalillo que minaba cada noche los cimientos del templo destruyendo lo que los canteros construían de día es otra leyenda que podemos contar a los niños. Pasear por Belchite es viajar al verano de 1937, en el que las bombas de la Guerra Civil caían del cielo. Caminar entre sus calles, sus fachadas con metralla y las cuevas que cavaron sus habitantes para protegerse hace sentirse en un escenario al estilo de «The Walking Dead».

La habitación de Huéspedes de la Casa Museo José Zorrilla (Valladolid) se conoce como «la del fantasma». El propio poeta relató en «Recuerdos del tiempo viejo» que allí tuvo un encuentro con el espíritu de doña Nicolasa, su abuela materna, cuando él tenía cinco años. Espejos que se caen y cajones que se abren solos son las manifestaciones que promete la estancia. Acabamos en la Cueva del Soplao (Cantabria); su viaje a las entrañas de la Tierra, ofrece, además de la tradicional, una ruta de espeleología que da mucho juego para pensar en monstruos que se esconden tras la oscuridad.