Construcción

Peace Boat: El crucero con un 40 por ciento menos de emisiones navegará en 2020

Cuba se ha convertido desde esta semana en un punto caliente del sector que espera sumar este año 24 millones de pasajeros en todo el mundo. Para que el CO2 no crezca con los cruceristas, una ONG nipona propone este barco híbrido movido por viento, sol y GNL

Peace Boat: El crucero con un 40 por ciento menos de emisiones navegará en 2020
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Cuba se ha convertido desde esta semana en un punto caliente del sector que espera sumar este año 24 millones de pasajeros en todo el mundo

Los primeros cruceristas provenientes de EE UU llegaron esta semana a La Habana y fueron recibidos con ron y bailarines de salsa. «Un evento que no se producía desde hace 40 años», es una de las frases más repetidas en la prensa de los últimos días al respecto del acontecimiento que sin duda representa un paso más en las nuevas relaciones entre estos dos países. El turismo es uno de los aspectos en los que más se nota la normalización y de él se esperan cuantiosos beneficios. Casi al mismo tiempo que el barco llegaba, los científicos ambientalistas dejaban patente su preocupación ante la nueva oleada de cruceros que se sumarán a los que ya llegan a la isla provenientes de Europa. Entre ellos, Dan Whittle, director del programa para Cuba del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente –una organización sin ánimo de lucro con sede en Nueva York– quien ha manifestado en redes sociales su alarma por el efecto que las aguas residuales tendrán en los arrecifes de coral de la zona, en buen estado de salud, entre otras cosas por décadas de ausencia de rutas masivas de cruceros. Desde que se retomaron relaciones entre los dos países se han firmado dos acuerdos de protección del medio ambiente, el último a finales de 2015 para el conocimiento científico de los tiburones, en previsión de lo que el nuevo turismo puede traer consigo.

No sólo Cuba se ha convertido en punto caliente de esta año para el sector, que ve crecer sus posibilidades con destinos que se afianzan como la Antártiday nuevas ofertas relacionadas con la educación, la acción solidaria e incluso, la tecnología (esta primavera se incorpora tripulación robot a una de las principales compañías operadoras) . Basta con conocer los datos económicos del sector a nivel mundial para ver el buen estado de salud del que gozan los cruceros. Siguiendo datos de la Asociación Internacional de Líneas de cruceros (CLIA) el sector ha crecido alrededor del 80 por ciento en diez años y, si en 2014 se contaban 21 millones de cruceristas en todo el mundo, en 2016 las previsiones hablan de 24 millones de pasajeros. Sólo en Europa, el mercado ha crecido un tres por ciento en 2015 con respecto al año anterior, según publicará el próximo mes de junio.

No sólo son más cada año, sino también más grandes, como prueba el coloso Harmony of the seas, un buque casi 40 metros más largo que la Torre Eiffel, que ya está de pruebas por el mar y que es capaz de albergar más de 6.000 personas en su interior.

El sector, consciente de sus impactos, se está adaptando a las normativas y haciendo un esfuerzo por cambiar su combustible hacia alternativas menos contaminantes como el GNL. De hecho, el gas natural licuado contiene 3.500 veces menos contenido en azufre que la gasolina que utilizan los coches y del gasoil que se usa para llegar a puerto; además, reduce en torno al 90 por ciento las emisiones de óxidos de nitrógeno y ayuda a reducir un 24 por ciento las de CO2. En el Báltico ya no se puede usar combustible que supere el 0,1 por ciento de azufre pero también en lugares como Venecia, donde este año 34 compañías han firmado un convenio de colaboración para utilizar combustible con contenido de azufre similar al que ya es obligatorio en el norte de Europa. Una iniciativa que se desarrolla desde 2007 dentro de la laguna y que se adelanta a la normativa europea que lo exigirá a partir de 2020.

Paralelamente al trabajo legislativo de los gobiernos y al técnico de los operadores se está desarrollando en Japón el que prometen será la alternativa más verde jamás vista en el mar, al menos en cuanto a cruceros de pasajeros se refiere. Se trata del proyecto Ecoshipdesarrollado por la ONG Peace Boat que promete rebajar las emisiones un 40 por ciento respecto a barcos de dimensiones similares. La organización lleva años viajando por el mundo con diferentes propósitos sociales y, además de contar con una nominación a los Nobel de la Paz en 2008, ha decidido embarcarse en este proyecto por la creciente demanda de cruceros en el país. Según sus datos, entre 2014 y 2018, Japón duplicará el número de cruceristas y alcanzará los 750.000 personas en 2020.

Alternativa

El barco empezará a construirse en 2017 y cuando esté terminado podrá albergar en su interior unos 2.000 pasajeros en 750 cabinas (6.000 personas en total contando la tripulación) y transportarlos alrededor del mundo haciendo escala en al menos 100 puertos cada año. Un monstruo de 55.000 toneladas cuyo diseño está inspirado en las ballenas (nada ha quedado al azar en este buque originario de uno de los pocos países que sigue dando caza a estos animales). Sólo con el diseño ya consiguen ahorrar un cinco por ciento de combustible.

Una vez en el agua, la energía se obtendrá a través de diez aerogeneradores, con 300 kW de potencia; otras diez velas con paneles fotovoltaicos; 6.000 m2 de paneles solares con 750 kW de potencia instalados encima de la cubierta, y suelos capaces de producir electricidad de las pisadas. En cuanto a la maquinaria sus diseñadores aseguran que constará de un motor híbrido en el que podrá utilizarse GNL para el uso principal cuando no se den condiciones de viento ni de sol apropiadas. En caso de que se den, los paneles podrán producir limpiamente un 20 por ciento del consumo total en propulsión y los aerogeneradores cubrir un 30 por ciento de las necesidades energéticas del hotel. Por otro lado, el calor sobrante del motor se utilizará para alimentar el sistema de calefacción y aire acondicionado, lo que supondrá un ahorro del 50 por ciento en el gasto energético.

Sus diseñadores tienen la firme intención de no generar residuos al menos durante los viajes, ya que del proceso de construcción no dicen nada. Para ello cuenta con un jardín de 900 m3 del que se obtendrán parte de los ingredientes de los menús. Además, se alimentará con los desechos de las comidas transformados en compost y el agua gris y de lluvia.

Mientras el barco llega y las normativas entran en vigor existen alternativas para poder elegir vacaciones respetuosas con el medio ambiente. Una de ellas, los viajes a vela. La plataforma Sailsquare, un especie de servicio Uber que pone en contacto a clientes y capitanes de barco, acaba de publicar un informe en el que afirma que viajar entre las Baleares y Cerdeña con este método ahorra entre hasta 235 kg de CO2 o lo que es lo mismo, el consumo energético de un hogar durante una semana. Cubrir el trayecto de 290 km entre Venecia a Croacia evita la emisión de 208 kg, la misma cantidad que absorben diez árboles a lo largo de un año.