Salud

«Implicarse en la enfermedad hace posible la revolución anticáncer»

Con apenas 32 años le diagnosticaron cáncer de ovario con metástasis. Tras el shok emocional, mientras se sometía a la «quimio» decidió poner todo de su parte para vencer esta batalla, y lo hizo a través de la alimentación y el optimismo vital. El resultado no es un milagro, sino una realidad, pues está curada y cumplió su sueño de volver a ser madre. Su libro «Mi revolución anticáncer» (Planeta) es un práctico y emotivo ejemplar que muestra la cara más ilusionante de la enfermedad.

Odile Fernández/ Médico de familia y superviviente de cáncer
Odile Fernández/ Médico de familia y superviviente de cáncerlarazon

Con apenas 32 años le diagnosticaron cáncer de ovario con metástasis. Tras el shok emocional, mientras se sometía a la «quimio» decidió poner todo de su parte para vencer esta batalla, y lo hizo a través de la alimentación y el optimismo vita

- Publica el libro «Mi revolución anticáncer». ¿Era necesaria una obra así?

-Sí, porque hay que quitarle el estigma negativo a la palabra cáncer. Yo como, superviviente, sé el miedo y la soledad que siente el enfermo cuando le diagnostican la enfermedad.

-¿Por qué es un libro tan práctico?

-Es el que me habría gustado tener durante mi tratamiento. Hasta ahora todo era muy teórico y esta obra pretende cambiar la forma de afrontar la enfermedad y compartir las experiencias. Hay un capítulo muy esperanzador con testimonios y ejemplos de esa revolución anticáncer que ha logrado mucha gente.

-Con 32 años le diagnosticaron cáncer de ovario con metástasis por todo el cuerpo. Ahora está curada... ¿Ha sido un milagro?

-El cáncer se puede curar. Es posible hacer lo imposible, porque si crees en los sueños a veces se hacen realidad. Yo soñaba con curarme y con volver a ser madre. Me hice mi lista de deseos, que es algo que propongo en el libro, porque te permite ser consciente de que la vida es limitada y hay que disfrutarla.

-Usted es médico de familia. ¿Su profesión fue una ayuda o una traba?

-Fue un arma de doble filo, porque al principio me agobié y tuve más miedo y ansiedad que otras personas, pues conoces las estadísticas de supervivencia y, por desgracia, he visto morir a pacientes. Pero después me sirvió para acceder a publicaciones científicas y para tener una mente más abierta que me permitió entender cómo influyen la alimentación y las emociones en la enfermedad. Además, me ha servido para ayudar a otras personas, porque como superviviente de cáncer y médico tengo una visión más completa.

-¿Cómo se realiza esa revolución anticáncer?

-Es un cambio interior. Debemos ser partícipes de la enfermedad, implicarnos al máximo y vivirla sin miedo. Los médicos ponen los mejores tratamientos a nuestro alcance y nosotros comprometernos con el proceso global. Yo me llevé una sorpresa al descubrir la íntima relación que hay entre el cáncer y una deficiente alimentación. Por eso debemos recuperar la dieta mediterránea, basada en hortalizas, frutas, cereales, legumbres, más pescado y productos frescos y de temporada y alejarnos del azúcar, las grasas, los productos procesados...

-¿Qué papel juegan la mente y el ejercicio?

-Son fundamentales. Hay que moverse al menos 30 minutos al día, ya sea caminando o bailando. Y debemos cultivar la paz interior con un ratito diario a nosotros mismos. Yo propongo meditar o practicar yoga, pero también vale hacer punto o cocinar. Se trata de relajarse con algo que no nos haga pensar que mañana toca la quimioterapia. Hay que poner freno al estrés crónico. El libro incluye ejercicios prácticos de colorterapia e incluso algunas hojas que son sólo para romper y descargar nuestra ira.

-¿Cómo pueden ayudar los familiares?

-A veces la familia se siente tan perdida como el enfermo. Lo principal es que estén disponibles para ayudar, pero sin dar consejos que nadie ha pedido.

-¿Qué mensaje le da a los pacientes?

-Que cáncer no es igual a muerte. Hay que lanzarse a vivir y soñar.