Prevención

Y, ¿los niños?

Análisis

La Razón
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A día de hoy, se estima que hay unos cuatro millones de niños viviendo con VIH, y a pesar de las medidas preventivas, se infectan 250.000 niños al año. Afortunadamente, se ha incrementado el número que tienen acceso al tratamiento llegando a la adolescencia y a adulto. Esto es debido a que la terapia antirretroviral ha conseguido reducir de forma espectacular las tasas de enfermedad y muerte en personas con VIH, incluido los niños. Sin embargo, preocupa en los efectos secundarios de esta terapia de por vida, ya que sigue siendo imposible eliminar completamente el virus del organismo, no existe una cura, pues una parte del VIH permanece latente o inactiva y se oculta en reservorios, a la espera de su activación. Se baraja la idea de que sería posible llegar a una «cura» reduciendo el tamaño del reservorio viral a los niveles que podrían mantener «sin función» al VIH, tras interrumpir el tratamiento. Pero el estudio del «niño de Mississippi» y el estudio «Visconti» han mostrado que sólo una parte minoritaria de pacientes consiguen prolongar el control del virus sin tratamiento. Trabajos del Hospital Gregorio Marañón ya han demostrado que si se interrumpe el tratamiento se puede producir en el niño una expansión rápida e irreversible del tamaño del reservorio, algo que sí podría obligarle a un tratamiento, de por vida. Sin embargo, el Hospital Gregorio Marañón participa ya en un proyecto para encontrar el perfil ideal de niños tratados en el momento del diagnóstico en los que aplicar nuevas terapias que refuecen el sistema inmune que permitan evitar el tratamiento antirretroviral. Otro de los objetivos es reducir o disminuir el reservorio latente de VIH y mejorar el estado clínico de los niños y adolescentes infectados por transmisión vertical. Así, el Hospital Gregorio Marañón en el ámbito pediátrico está usando técnicas punteras para cuantificar el «reservorio viral» y su posible activación. Ya hemos demostrado que una terapia antirretroviral precoz en niños recién nacidos favorece que el tamaño del reservorio sea bajo o muy bajo y que, quizá, en un futuro el sistema inmune de los niños pueda controlar al virus sin necesidad de antirretrovirales. Esta estrategia es también una línea para investigar vacunas terapéuticas con ese mismo objetivo, controlar el reservorio del VIH sin antirretrovirales.

Mª Ángeles Muñoz-Fernández

Jefa Laboratorio Inmunobiología Molecular y Dir. Biobanco VIH Hospital Gregorio Marañón