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El ISIS ordena un control absoluto de las mujeres occidentales que se unieron al califato

El ISIS ordena un control absoluto de las mujeres occidentales que se unieron al califato
El ISIS ordena un control absoluto de las mujeres occidentales que se unieron al califatolarazon

Y les prohíbe hablar con sus familiares

En el colmo de su fanatismo, el Daesh, el Estado Islámico está dispuesto a cortar de raíz cualquier crisis interna que se produzca en sus filas, incluso vía telefónica de las mujeres de los combatientes, en especial las de origen occidental, con sus familiares. Saben, porque controlan sus llamadas en un ejercicio más de intromisión en la vida de quienes acudieron a elllos pensando que iban al paraíso” y se han encontrado con lo que se han encontrado, que las familias les aconsejan que regresen cuanto antes a sus lugares de origen.

Al tratarse de mujeres que proceden de países democráticos, con igualdad de sexos, tratan de revestir lo que es una amenaza como una simple recomendación. Pero, como siempre les pasa a estos individuos, el lenguaje les pierde: “no te incitamos, ¡oh esclava (sic) de Alá!, a abandonar a tu familia y tus parientes, excepto en el caso de aquellos cuya apostasía se ha hecho clara”.

Los terroristas han detectado que las mujeres mantienen en las agendas de los teléfonos móviles los números de sus familiares y amigos y que éstos les hacen ver la necesidad de abandonar Siria e Iraq ante el evidente error que cometieron y las consecuencias que puede acarrear en el futuro inmediato

Los cabecillas del Daesh instan a las mujeres a “abandonar y desacreditar ante Alá a estos individuos sin ninguna alternativa, porque de lo contrario sería como apoyar al enemigo”. Subrayan que “una sola palabra, afirmar que el Estado Islámico va a perder la guerra, o que va a dejar de imponerse la Sharia (aplicación más rigorista de la ley islámica) es motivo para cortar el contacto”. “Si la desviación no alcanza este nivel, deben ser evitados en un grado que esté de acuerdo con el pecado que han cometido”, precisan.

Insisten en que la llegada “del califato, el establecimiento del Estado Islámico y el restablecimiento de las leyes de la Sharia iluminó las mentes de muchas mujeres. Las esclavas (otra vez la esclavitud) de Alá en el Estado Islámico se hicieron más conocedoras de los asuntos de la religión y de lo que el Señor de la creación les había obligado”.

Mucha palabrería y teoría de respeto, pero la realidad es que el control sobre las mujetes occidentales que “emigraron” a Siria e Iraq va a a ser cada vez más fuerte. El siguiente párrafo no tiene desperdicio: “tal vez en la lista de contactos de su teléfono hay alguien de su familia, parientes o amigos que maldice el Estado Islámico y declara abiertamente su enemistad hacia sus líderes. Tal vez algunas de sus conversaciones con sus familiares contienen enemistad y odio por el Califato y sus soldados”. “De todo esto, usted (por las mujeres) no dice una sola palabra. Sigue mostrándoles afecto en vez de mostrarles ira por el bien de tu religión. Y sólo muestran ira cuando su marido les impide comunicarse con ellos”.

En una palabra, que corten con sus familias, que obedezcan a sus maridos, que sean “esclavas de Alá” y que, por más que les duela, el paso que dieron no tiene marcha atrás posible.