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¿Conseguirán subir los impuestos a los madrileños?

¿Conseguirán subir los impuestos a los madrileños?
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Hasta ahora los impuestos en la Comunidad de Madrid se subían o bajaban como consecuencia de las leyes aprobadas por la mayoría de los 129 diputados de la Asamblea de Madrid, legítimamente elegidos por los ciudadanos. Este sistema se fundamenta en el modelo clásico de reserva de ley para la regulación de los impuestos: los ciudadanos a través de sus legítimos representantes deben aprobar la mayor o menor exigencia de tributos para el sostenimiento de los servicios públicos.

En este contexto, los madrileños pueden estar tranquilos porque tienen un gobierno, el de Cristina Cifuentes, que no piensa subir los impuestos porque está convencido de que la mejor garantía para la creación de empleo y la generación de riqueza es, precisamente, bajarlos. Además, los grupos parlamentarios Popular y Ciudadanos respaldan esta política en la Asamblea de Madrid, en ejecución del acuerdo de investidura que se suscribió en 2015.

Pues si todo esto es así ¿por qué los madrileños corren el riesgo de que se suban sus impuestos? Desgraciadamente, esta hipótesis se plantea porque nos encontramos en una situación realmente insólita en la que se está pidiendo, sin pudor, una subida de impuestos, impulsada por personas con responsabilidades de gobierno ajenas a Madrid y que persiguen intereses diferentes a los de los madrileños.

Desde hace tiempo, Ximo Puig viene exigiendo que los residentes en Madrid paguen más impuestos y, ahora, se han añadido a esta cruzada fiscal Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara y Miguel Ángel Revilla, entre otros, con ocasión de la recientemente celebrada Conferencia de Presidentes.

Lo triste es que estos dirigentes autonómicos no están solicitando una mayor tributación para que los nuevos recursos que se pudieran obtener repercutan en la mejora de los servicios públicos en Madrid. Lo que están buscando es conseguir, por la vía del Sistema de Financiación, que esos mayores impuestos pagados por los madrileños les permitan a ellos gastar más en sus regiones. De esta forma, tendrán más créditos para invertir en nuevas estructuras administrativas, empresas públicas, televisiones, altos cargos, etc.

Y es que el Modelo de Financiación contiene mecanismos que consiguen que los incrementos de recaudación que se producen gracias al esfuerzo y trabajo de los madrileños viajen hacia otras regiones sin repercutir, ni de forma leve, en el mantenimiento o la mejora de los servicios públicos en Madrid. Parece imposible pero es así. Un laberinto de fondos, topes, porcentajes y mecanismos poblacionales diversos, astutamente diseñados, transforman, por arte de magia, las mejoras de recaudación que se obtienen en Madrid en mayores recursos para otras regiones.

Y si esto es así ¿tiene algún sentido que los madrileños, que son los ciudadanos que más aportan a la solidaridad en España, sean castigados con una subida fiscal porque así lo deseen y les interese a Ximo Puig, Susana Díaz o Miguel Ángel Revilla?

Realmente, permitir esto sería el colmo de los despropósitos. Una región como Madrid que, con los impuestos más bajos y la deuda pública más reducida de España, ha sabido desarrollar un gran plan de inversiones en hospitales, centros de salud, centros educativos, metro, carreteras, etc. y prestar servicios públicos de la máxima calidad, ¿se merece ser penalizada?

Afortunadamente, ninguno de estos líderes regionales tiene potestad para imponer a los madrileños una subida de impuestos. Lo que sucede es que van a intentar conseguirlo enmascarándolo dentro de la negociación del Sistema de Financiación, y para ello necesitan el consentimiento del Gobierno de España, que es quien tiene la competencia originaria sobre los tributos cedidos a las Comunidades Autónomas y quien podría subir los impuestos a los madrileños, sin contar con el Gobierno Regional y la Asamblea de Vallecas.

Afortunadamente en España existe un Gobierno delPartido Popular que cree decididamente en la rebaja de impuestos, como instrumento de creación de riqueza y generación de empleo, y que, en ningún caso, se podría plantear subir los impuestos a los madrileños por una puerta falsa diferente a sus legítimas instituciones políticas.

Además, el Ejecutivo de nuestra nación siempre ha puesto como ejemplo el modelo económico que ha desarrollado Madrid durante los últimos 20 años. Un modelo que ha conseguido que Madrid resistiera mejor la crisis económica y que ahora, en la recuperación sea el motor de la económica española.

Finalmente, el Gobierno de Mariano Rajoy proclama la necesidad del cumplimiento de la estabilidad presupuestaria y la eficiencia en el gasto público, por lo que, en ningún caso, podría ahora perjudicar a Madrid y convertirla en una región de peor condición que aquellas que han derrochado, que han incumplido los objetivos de déficit, que han incrementado la deuda pública sin límite y que han convertido sus comunidades en auténticos infiernos fiscales.

Hacer caso a los líderes regionales antes citados y subir los impuestos a Madrid, con el agravante de hacerlo al margen de los legítimos órganos de gobierno y parlamentarios, sería, lisa y llanamente, premiar y promover las malas prácticas en la política económica y en los servicios públicos frente a las correctas. Y lo que hay que hacer es, precisamente, todo lo contrario: las políticas de Madrid deben ser el ejemplo a seguir por las demás comunidades y los infiernos fiscales que se han creado en España deben erradicarse. Y eso lo debe impulsar el Gobierno de España con decisión.