Libros

Libros

Profeta es

Profeta es
Profeta eslarazon

Los tiempos, parece, han cambiado, pero el Apocalipsis sigue allí, a la espera de que el mundo se derrumbre y aparezca un nuevo cielo, una nueva tierra, en el árbol de la vida. Eso es lo que ya planteaba Vasili Rózanov en este «Apocalipsis de nuestro tiempo», escrito en 1918 y al calor de los acontecimientos que estaban ocurriendo en la naciente Unión Soviética y en el resto de Europa, donde el fin de los tiempos y el paso a una nueva etapa en la historia de la humanidad, algo que era imparable, resultaba más que evidente. «Todo está convulso; a todos nos han convulsionado –señala Rózanov, que escribió este libro en el monasterio donde pasó los últimos días de su vida–. Todo corre a hundirse en el vacío de un alma que ha sido privada de su antiguo contenido».

Dividido en diez fascículos, éste es un libro incómodo, de una agudeza y una profundidad ante las cuales ningún lector queda indemne. En él no solamente aparece el conflicto interno de un hombre que observa, con cierta nostalgia, el fin de una época, sino también las causas y las consecuencias de un proceso que, entonces, parecía completamente irremediable. «Desapareció el imperio, desapareció la Iglesia, desaparecieron el ejército y la clase trabajadora. ¿Y qué ha quedado, entonces?», se pregunta el autor, para quien Dios, el Dios del cristianismo, ha abandonado la tierra. «Por extraño que parezca –responde–, no ha quedado prácticamente nada». Aun así, lejos de ser una llamada al nihilismo y la desesperación, lo que propone en esta obra profética es el derrumbe de una época pasada y la exigencia de una nueva etapa en la que, como se lee en el «Cantar de los cantares», sea «dulce repartir la dulzura». «En eso, y en nada más que eso –afirma el autor– radica el secreto del mundo, el secreto del mundo entero».