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Rafael Rodríguez-Ponga: «El Cervantes y España inspiran confianza en Europa»

Rafael Rodríguez-Ponga: «El Cervantes y España inspiran confianza en Europa»
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Por primera vez, un español preside Eunic, la red de institutos nacionales de cultura del continente.¡

Creada en 2006, Eunic, la red de institutos nacionales de cultura de la Unión Europea, agrupa a 34 organismos de 28 países. Por primera vez, un español, Rafael Rodríguez-Ponga, secretario general del Instituto Cervantes, se sienta al frente de una organización que aspira a integrarse en las instituciones europeas y apoyar en el exterior la imagen de unidad y diversidad cultural de Europa.

–¿Por qué es importante que España esté al frente de Eunic?

–Es la manera de estar con los intitutos hermanos de la Unión Europea, desde los más grandes (el British Council o la Alianza Francesa) a los más pequeños. Estar ahí arriba demuestra el prestigio de Españay del Instituto Cervantes como institución consolidada y el trabajo callado pero bien hecho de los últimos años. Eso ha permitido que por primera vez se celebre una asamblea general de Eunic aquí en Madrid, y que, por primera vez, un español sea elegido presidente. Para mí es una satisfacción grande y lo tomo como un servicio a España. Ser presidente de Eunic no conlleva sueldo. Es una responsabilidad adicional, pero la importancia de esta red lo merece.

–¿Qué mensaje quiere transmitir esta red?

–Una idea de trabajar todos juntos, un mensaje de unidad importantísimo de lo que significa Europa y nuestros valores y modelos compartidos de convivencia social y política, porque la cultura es más que las propias manifestaciones artísticas, es también el conjunto de valores compartidos. Eso tiene mucha importancia dentro de la Unión Europea, pero también de cara al exterior, en las relaciones externas de la Unión, donde, en el papel de la cultura, Eunic tiene mucho que decir, porque es la red más importante del mundo de centros culturales. Eunic refleja la unidad de Europa, pero también su diversidad de lenguas y tradiciones culturales.

–¿Ha notado en esta elección la confianza hacia el Cervantes y el peso de la cultura y la lengua españolas?

–He sentido que en muchos de los países europeos han visto muy bien que España y el Instituto Cervantes hayamos dado este paso adelante. De hecho, lo que resultaba sorprendente es que, en 9 años de existencia de Eunic, no hubiera habido ninguna presidencia española teniendo en cuenta la jerarquía del Cervantes entre los institutos europeos. Hemos ganado prestigio y hemos trabajado muy bien. El Instituto Cervantes y España inspiran confianza en Europa. Eso se ha notado.

–¿Cuáles son los objetivos de su mandato?

–Quiero trabajar en dos líneas. La primera, un refuerzo de la propia red de institutos en aspectos culturales, académicos y jurídicos. En toda la red y, además, particularmente con algunos como con el British Council, ya que el año que viene coinciden el cuarto centenario de la muerte de Cervantes y Shakespeare. No competimos, somos complementarios y si cada uno va a hablar de su autor, mejor hablemos todos juntos de lo que representaron. Por otro lado, queremos estrechar relaciones con las instituciones europeas, porque Eunic no es una entidad pública sino de derecho privado. Además, está la dimensión de las relaciones hacia Iberoamérica, ya que nosotros siempre somos un punto de referencia allí, un puente entre Europa y América a través de la cultura.

–A nivel local, ¿cómo valora el curso escolar del Instituto Cervantes?

–Vemos una tendencia clara de crecimiento de la certificación del español, el DELE, y la formación de profesores. Aprender español se ha generalizado tanto por el éxito de la lengua española que cada vez se nos exigen servicios de más calidad. La certificación ha subido un seis por ciento, por ejemplo. Además, a nivel organizativo, hemos conseguido financiarnos a un 50% con presupuestos públicos del Estado y el otro 50% con recursos propios generados por los centros. Era un objetivo ejecutivo nuestro y lo hemos logrado sin reducir la actividad. Así que, frente a lo que algunos decían, el Cervantes no se hunde.