Arte, Cultura y Espectáculos

Teatro con pintura

La galería Artur Ramon reúne en la muestra «La celebración de la vida» cómo los artistas han representado las artes escénicas

«Diseño de vestuario: Beatriz», de Marià Andreu es un Gouache y lápiz de 1946 que refleja la relación directa entre las dos artes
«Diseño de vestuario: Beatriz», de Marià Andreu es un Gouache y lápiz de 1946 que refleja la relación directa entre las dos arteslarazon

La galería Artur Ramon reúne en la muestra «La celebración de la vida» cómo los artistas han representado las artes escénicas

Si se coloca cualquier objeto en medio de una serie de espejos, el reflejo multiplicado hasta el infinito del mismo hará que, a partir de un número alto de representaciones, éste ya sea prácticamente irreconocible al original. Es un experimento extraordinario. Por ejemplo, si tu pones un árbol entre varios espejos, dejas que el reflejo se multiplique y al final engrandas de forma nítida una de las imágenes microscópicas que suceden, el árbol habrá desaparecido y lo que aparecerá será , aunque parezca mentira, una mano con el dedo levantado. Pruébenlo en casa. La física teórica es estupenda para certificar que el lenguaje sólo es un juego de aproximación, nunca una representación exacta.

Imaginen, por ejemplo, una obra de teatro, que en teoría ha de representar un fragmento de la realidad. Digamos que este trasvase ya desfigura un poco la primera imagen. Pensemos entonces en un artista que dibuja esa obra de teatro que representaba ese fragmento de realidad. La semblanza con el original ya es, práctimanete, anecdótica. Y aún así, hay belleza y verdad en ella. Por tanto, la belleza y la verdad están en la transformación, nunca en la realidad. Y por eso un artista que dibuja una obra de teatro tiene que ser todavía mejor que la obra que dibuja, y, por supuesto, que la realidad de la que ésta parte.

La Galería Artur Ramon reúne en la exposición «La celebración de la vida. Representación de las artes escénicas a través de la plástica», una excelente muestra de obras del siglo XVII al XX en el que el hecho teatral, la danza y el circo copan la composición. Destacan nombres como los de Piranesi, Tapiró, Isidre Nonell, Ramon Pichot, Modest Cuixart, Pau Roig, Joaquim Sunyer o Marià Andreu, entre otros. «Uno de las misiones del arte es representar la realidad como una celebración de vida. El teatro, como simulacro de la realidad, condensa la narración del artificio en un mismo espacio y tiempo. La muestra profundiza, por tanto, en esta representación plástica, un mundo construído por pinturas, dibujos, grabados, cerámicas y porcelana», señala Artur Ramon.

Los teatros antiguos grabados por Piranesi son una maravilla, así como la acuarela de Tapiró de dos músicos en Roma. De Nonell aparece un fantástico palco en el que los espectadores miran al escenario; y en cuanto a Giacomo Gurana podemos ver sus célebres personajes mitológicos. Por supuesto, también hay referencias a la relación de célebres artistas con la escenografía teatral, como el romanticismo de Rovirosa o el detalle de Marià Andreu. También hay espacio para los retratos, como el de Ramon Pichot al dramaturgo Eduard Marquina, Y una de las mejores piezas es de las más modernas, un personaje brechtiano de Modest Cuixart.

La Razón

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