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Teresa Peces: «El espíritu de la lectura está más vivo que nunca»

Tras décadas de trabajo en el mundo editorial, ahora presenta La Lectora Futura, una red social para los amantes de los libros.

Teresa Peces: «El espíritu de la lectura está más vivo que nunca»
Teresa Peces: «El espíritu de la lectura está más vivo que nunca»larazon

Tras décadas de trabajo en el mundo editorial, ahora presenta La Lectora Futura, una red social para los amantes de los libros.

Desde 2014, Teresa Peces y Antonio Martín, socio fundadores de La Lectora Futura, comenzaron a fraguar, junto a un pequeño equipo de amantes de los libros, un proyecto que finalmente acaba de ver la luz. Se trata de una red social –al estilo de Facebook– dedicada enteramente a los libros y a todo lo que a ellos se refiere: premios literarios, novedades del sector editorial, actos en librerías y bibliotecas y formación para escritores, editores y traductores. Por ahora, sólo se puede acceder a través de su página web, lalectorafutura.com, pero pronto estará disponible también una aplicación móvil que ofrecerá a los usuarios notificaciones y alertas sobre eventos, noticias y novedades relacionadas con el mundo editorial.

–¿Qué es La Lectora Futura?

–La idea es que sea un sitio donde la gente pueda encontrarlo todo sobre el mundo del libro, tanto en España como en América Latina. Queremos convertirnos en un centro de referencia. Hay muchos canales de información relacionados, pero están dispersos y separados por categorías. Nosotros queremos, sin quitarle espacio a nadie, aunar esfuerzos. Nunca vamos a retirar las referencias de donde vienen las noticias que publicamos, porque lo que queremos es dirigir el tráfico hacia ellos. La información se organizará en cuatro áreas: noticias, agenda, cursos de formación y novedades editoriales. Creemos que es lo más importante y que más se busca. Luego se generará contenido, se hará una revista –de la que ya lanzamos el número cero y estamos preparando el siguiente– y dosieres, porque este producto irá creciendo según la demanda. En abril, en la Feria del Libro de Buenos Aires, presentaremos la aplicación móvil.

–Normalmente se habla de lectores, pero ustedes prefirieron utilizar el femenino...

–Fue una idea de Antonio. Yo pensé que con ese nombre excluíamos un poco al género masculino, pero él me dijo: «Mira, estoy harto de que siempre sea el masculino». Y las lectoras, al fin y al cabo, son las que más leen. Por otro lado, Futura es una tipografía muy común en el mundo de la edición. Así, La Lectora Futura quiere estar en el porvenir de lo digital, pero le hace un homenaje a la tipografía tan utilizada en la edición española.

–Lanzaron la plataforma a la vez en Madrid y en México, con miras a hacerlo también en Argentina y Colombia, pero al ser una página web y una aplicación, es accesible desde cualquier lugar...

–Sí, aquí se presentó en la Casa de América y allí, en la Casa de España. En Argentina se hará en la Feria del Libro. La lectora futura es accesible para todos, pero con la geolocalización puedes seleccionar tus preferencias y ver sólo información de lo que sucede en México, por ejemplo. Si no lo especificas la recibirás de todas partes. Por ahora no existe la misma cantidad de datos de todos los países, pero sí hay noticias. Todo va creciendo. La idea es contar eventualmente con un representante en cada uno de los países de habla hispana.

–¿Por qué eligieron esos tres países latinoamericanos para empezar?

–México es un país que a nivel de edición tiene mucha relación con España. La Feria del Libro de Guadalajara es indudablemente la más importante del mercado latinoamericano. Siempre hemos querido estar en las dos fronteras: que no sea un producto español que va a México, sino que sea mexicano, con casas locales. Argentina, porque es otro país con el que tenemos mucha relación y es un mercado importante. Colombia aporta mucho al mundo de la lectura gracias a sus Cámaras del Libro, que están muy bien articuladas. Los demás países los elegimos en función de su desarrollo económico. España parece que ya sale de la crisis, sin embargo aquellos países tienen mayor potencial económico. De momento, sólo pensamos en español, luego nos plantearemos pisar Brasil.

–Para que los lectores entiendan bien el proyecto, ¿se podría comparar con Spotify, por ejemplo?

–No, el Spotify de los libros ya está inventado. Nuestra idea es más bien promocionar, es más amplio, porque va desde información hasta actividades. La venta es un valor añadido. Las novedades son un apartado del amplio programa que es La Lectora Futura. Se pueden seleccionar los libros por gustos, dejar comentarios, compartir en redes e incluso, a nivel editorial, se pueden hacer prepublicaciones. Todo está previsto. Esto es como tener una casa en ruinas y pensar: si tuviera dinero la convertiría en un palacio. Las ideas las tengo, el problema es con qué convertirlas en realidad. Por eso ahora estamos buscando apoyo y financiación.

–Podría resultar un negocio arriesgado: en 2013 las cifras indicaban que en América Latina se leían sólo entre dos y cinco libros al año.

–Siempre nos quejamos de que no se lee, pero yo creo que se lee bastante. A lo mejor no todo lo que se quisiera, pero los índices de lectura van creciendo. Además, los jóvenes están leyendo mucho. Ha nacido el fenómeno de los «booktubers», recomendadores espontáneos de libros, que están haciendo mucho por el sector sin siquiera saberlo. Yo creo que el libro no va a morir y no tiene por qué morir: el libro es saber, es conocimiento, es una fuente de ideas. Y siempre va a ser un bien cultural. Muchas veces lo que falla no es el libro, sino el canal de distribución o la forma de acceder a él. Eso es lo que hay que mejorar y en ese esfuerzo están las bibliotecas, las librerías y los distribuidores. Yo creo que el espíritu de leer está más vivo que nunca ahora, precisamente. Es cierto que las nuevas tecnologías nos están cambiando la forma de hacerlo, pero cuando algo te interesa de verdad, lo lees. Yo creo que en este momento hay tantas opciones para la lectura que a veces nos dispersamos un poco, pero no hemos dejado de leer.