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Estuve allí y pasamos

La Razón
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El Real Madrid borró de un plumazo lo que algunos consideraban una minicrisis con el triunfo contundente en Ipurua. Buena victoria para afrontar el duelo de Nápoles con máximas garantías. Yo tuve la fortuna de formar parte de aquel maravilloso equipo madridista que eliminó al que era campeón de Italia y de la UEFA, una gran escuadra liderada por Maradona y con grandes jugadores como De Nápoli, Ferrara, Careca, Giordano, Bagni...

Bocinas y gritos

Al Madrid le espera una gran presión nada más tomar tierra en el aeropuerto Capodichino. Recuerdo que desde que salimos de allí camino del hotel llevábamos dos «escoltas», la Policía y los hinchas locales, que no pararon de hacer sonar sus bocinas todo el trayecto. Pero lo más fuerte y molesto que vivimos fue en la concentración. Menos mal que estábamos en un hotel que era un recinto cerrado y amurallado en las afueras de la ciudad. Aún así, durante toda la noche los napolitanos hicieron sonar las bocinas de sus automóviles y sus canciones y gritos para no dejarnos descansar. De poco les sirvió...

«Personalidad»

Y San Paolo es (y será) una olla a presión. Pese a tener una pista de atletismo que separa la grada del terreno de juego, los tifosi darán un colorido especial con sus bengalas, eso sí, espero que fuera del estadio. Y, sobre todo, con su repertorio de canciones, que empujan y cargan de motivación a los suyos. Los ultras se sitúan en las dos curvas del estadio, la A y la B, y en esta última se ubican los más radicales. Pero el Madrid tiene experiencia en este tipo de infiernos y nada que temer. Aún recuerdo algunas frases de alguno de mis compañeros: «Personalidad y valentía». El que es jugador madridista no tiene temor a estas presiones ni a calderas. Somos el Madrid y vamos a pasar. Como pasé yo con todos mis compañeros aquel año.