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Por incomparecencia

Juan Cuadrado, de la Juventus (i) ante el jugador del Sevilla Michael Krohn-Dehl
Juan Cuadrado, de la Juventus (i) ante el jugador del Sevilla Michael Krohn-Dehllarazon

El Sevilla pierde contra la Juventus, que no tuvo que apretar el acelerador para afianzarse en el liderato del grupo gracias a los goles de Morata y Zaza en las postrimerías de cada periodo.

No hay deshonra en perder en el Juve Stadium frente al subcampeón de Europa, pero sí es triste dejar pasar un partido entero sin tirar a puerta, aculado en el propio campo a la espera de que se ejecute una sentencia ineluctable. Este Sevilla plagado de problemas que malvive en Liga no puede competir con los tenores de la «Champions», desde luego, pero sí debería haber mostrado alguna constante vital. Tiene pésima pinta el enfermo.

El arranque de la Juventus fue intimidatorio o, al revés, podría decirse que el inicio del Sevilla fue aterrador, incluso aterrado. Muertito de miedo compareció el hasta anteayer orgulloso equipo nervionense, acomplejado por la enjundia de la ocasión y por el poderío de un rival que cercaba la portería de Sergio Rico sin prisa pero firmemente, con la seguridad del león que sabe que terminará zampándose al cervatillo. Cada acometida de Cuadrado sembraba el pánico en el costado izquierdo de la zaga y las apariciones del imponente Pogba paralizaban a Krychowiak, habitualmente tan batallador, pero empequeñecido delante del crack. Tres tiros lejanos de Pogba, Hernanes y Dybala pudieron entrar, pero se marcharon por un pelo.

Lo mejor, lo único bueno, era que los minutos transcurrían sin daño en el marcador. Pero las esperanzas de puntuar son débiles si el fútbol de ataque, sencillamente, no existe. Reyes y Gameiro se mataban persiguiendo ovnis, ni un reproche cabe hacia ambos, al contrario que con Konoplyanka: la actitud del (presunto) fichaje estrella fue durante la primera parte lamentable. Un trote cochinero como huyendo del balón y un afán por regatear más propio del pelotero de barrio que del futbolista de élite. Cuidado con el ucraniano, que puede romper en bandido.

Morata, al filo del descanso, marcó el llamado gol psicológico. En una acción con mucho menos peligro que otra, Barzagli tiró un centro en globo desde la derecha que el delantero español convirtió en el 1-0 debido al denominado fallo en cadena de tres sevillistas: Sergio Rico debería haber salido, Krychowiak se quedó cortó en el salto para despejar y Andreolli cometió la locura de marcar al ariete por detrás. Una pena, porque el dominio turinés había remitido en el último tramo del primer tiempo.

La Juventus se aplicó tras el descanso a su ejercicio favorito, dormir el partido. Con este juego narcótico colaboraba un Sevilla inocente cual asa de cubo, todos cuyos recursos ofensivos consistían en tirar centros blanditos a las manos de Buffon. Pese a su ventaja, los locales siguieron sumando ocasiones, las pocas que había: un mano a mano que Sergio Rico le sacó con el pie a Dybala y otro duelo que el joven portero le ganó al argentino, en una falta al borde del área. Las entradas de Immobile e Iborra no cambiaron para nada el escenario, aunque sí el sonido ambiente: el público abroncaba al italiano, ex del Torino, cada vez que entraba en contacto con el balón.

Sobre la hora, en un contragolpe, Zaza marcó el 2-0. Vulgar, muy vulgar el Sevilla.

- Ficha técnica:

2 - Juventus: Buffon; Barzagli, Bonucci, Chiellini; Cuadrado, Hernanes, Khedira (Alex Sandro, m.76), Pogba, Evra; Dybala (Rugani, m.88) y Morata (Zaza, m.80)

0 - Sevilla: Sergio Rico; Coke, Andreolli, Kolodziejczak, Tremoulinas; N’Zonzi (Iborra, m.66), Krychowiak; Reyes (Juan Muñoz, m.79), Krohn-Dehli, Konoplyanka; y Gameiro (Immobile, m.66).

Goles: 1-0, M.41: Morata. 2-0, M.87: Zaza.

Árbitro: Jonas Eriksson (Suecia). Amonestó al visitante Coke (m.78).

Incidencias: Partido de la segunda jornada en el Grupo D de la Liga de Campeones, disputado en el Juventus Stadium ante cerca de cuarenta mil espectadores.