Lucha contra el desempleo

Feliz verano

La Razón
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Todos los datos conocidos de ayer son mejores de lo esperado, si comparamos las cifras con otros años. Y llevamos más de seis meses consecutivos de descenso del paro, no coincidentes necesariamente con la época estival. Desde hace algunos meses la situación de nuestro mercado laboral tiene otra cara, mucho más amable que la de años pasados. Nadie duda ya de que estamos en plena recuperación neta de empleo, que es sostenida en el tiempo. Sobresale por encima de lo demás la bajada del número de parados en más de 70.000 personas, más del doble del año pasado. Hay que remontarse muchos años atrás para tener cifras similares. Pero, igualmente, no hay que perder de vista que a estas alturas del año pasado teníamos más de 400.000 personas más en condición de desempleados, con lo que la tasa interanual no para de mejorar. Quien tira del empleo es el sector privado y, muy escasamente, el empleo público.

Estos números sobresalientes no son fortuitos o casuales. Por mucho que se quieran desvirtuar, la realidad es tozuda y los datos son objetivos. Hemos dejado atrás la crisis en el mercado de trabajo, comenzando -desde hace ya algún tiempo- un círculo virtuoso que parece que continuará en los meses venideros. Obedece a un compromiso asumido por toda la sociedad de conseguir de una vez por todas salir del túnel del desempleo que tristemente tenemos en nuestro país. De un lado, las sucesivas reformas emprendidas en el ámbito laboral y económico han comenzado a dar sus frutos, más que notables, en el mercado de trabajo. Empezando por la reforma laboral, la más profunda de las que se han hecho en nuestro país en los últimos treinta años, que propició un marco distinto de relaciones laborales, siguiendo un modelo más europeísta, más maduro del sistema, donde el despido fuera la última alternativa para la empresa y donde primase la flexibilidad interna para acomodarse a la realidad económica. De ahí a medidas innovadoras y valientes en el ámbito de la contratación (indefinida, temporal y a tiempo parcial), en el emprendimiento empresarial (con las medidas incentivadoras, para ello a través de la estrategia nacional de emprendimiento), en el de la reducción de cotizaciones sociales para el fomento del empleo estable (como la tarifa plana) y en el empleo juvenil (con la implantación del proyecto europeo del sistema de garantía juvenil). Pero también a través de otros protagonistas, como los agentes sociales, ha existido una responsabilidad asumida de forma muy evidente en la conclusión de acuerdos favorecedores de la competitividad de las empresas y de su mejor produtividad, que llevan a la creación de empleo.

*Profesor titular de Derecho del Trabajo de la U. Francisco de Vitoria