Eurogrupo

Moscovici o el arte de meter siempre la pata

Su dilatada carrera en la función pública ha estado salpicada de grandes errores

Pierre Moscovici ha dado más de un quebradero de cabeza al presidente de la República francesa
Pierre Moscovici ha dado más de un quebradero de cabeza al presidente de la República francesalarazon

«Pocas veces un hombre ha personalizado hasta ese punto los defectos que habitualmente se atribuyen a los franceses: arrogante, suficiente, despreciativo, tajante y otros ». Así definía el 9 de diciembre de 2000 el diario «Libération» a Pierre Moscovici. Una arrogancia y suficiencia que no le ha impedido, a lo largo de su dilatada carrera política, meter la pata con más o menos gracia en algunas ocasiones.

El propio Moscovici ha contado una de las más graves, que se produjo siendo ministro delegado de Asuntos Europeos en el Gobierno de Lionel Jospin, con Jacques Chirac presidente de la República francesa. Fue en junio de 1997, durante la cumbre de Amsterdam. Invitado por la radio RTL, insinuó durante la entrevista que Francia no ratificaría el pacto de estabilidad, obligando a Jacques Chirac a intervenir para afirmar que esperaba que el susodicho pacto «pueda ser aprobado» tal y como estaba previsto.

Las cosas no quedaron ahí. Una semana más tarde,con el pacto de estabilidad ya ratificado, Moscovici dejó caer que Francia podría no subirse al carro de la moneda única: «habrá que ver cuál es la situación de nuestras finanzas públicas», dijo de nuevo en RTL, «y según sea decidiremos la entrada o no en el euro ». Los mercados financieros reaccionaron pensando que Francia tenía dudas sobre su presencia o no en el grupo de avanzadilla de países que iban a asumir el euro. Él mismo lo ha contado a la prensa: « Cataplum! Los mercados se alocaron. En sólo unas horas millones de francos se fueron de Francia. Algunos de mis excelentes amigos socialistas comenzaron a ponerme la zancadilla. El portavoz de Matignon, Manuel Valls, lo achacó a mi inexperiencia. Y Jospin, que me seguía amistosamente, no me dijo ese día ni una palabra. A las tres de la madrugada, me encontré andando junto a Chirac para ir a la conferencia de prensa final. El jefe del Estado no me había dirigido nunca la palabra hasta entonces. Se volvió hacia mí: Usted está jorobado porque ha hecho una tontería... y sus amigos no son muy simpáticos con usted ¿eh? No es grave, no se preocupe, ¡las tonterías que yo he podido hacer! ¡Y aquí estoy todavía, treinta años después!».

Moscovici ha seguido el camino de todos los que aspiran a ser un alto funcionario del Estado: SciencesPo, ENA (donde tuvo como profesor a Dominique Strauss-Kahn, quien le animó a dejar la Liga Comunista Revolucionaria y acercarse al Partido Socialista) y el Tribunal de Cuentas.

En 2008, Moscovici aspiraba a suceder a François Hollande en la dirección del Partido Socialista, pero durante la Universidad de verano del partido, que tuvo lugar en La Rochelle, se rindió a la evidencia de que no le iban a dejar. Mientras él jugaba con su teléfono sentado solo en una terraza, sus supuestos «aliados» o «amigos», Martine Aubry, Laurent Fabius, Arnaud Montebourg y Jean-Christophe Cambadélis, entraban a un restaurante situado enfrente para almorzar y tejer nuevas alianzas sin contar con él.

En mayo de 2012, Pierre Moscovici fue nombrado ministro de Economía del Gobierno de Jean-Marc Ayrault. Un año después, su compañero y ministro de Exteriores, Laurent Fabius, se permitió decir que Bercy, la sede del Ministerio de Economía, necesitaba «un patrón». Los consejeros de François Hollande aseguraban que «el 50% de los quebraderos de cabeza» del presidente de la República procedían de Bercy.

En agosto de 2013, el ministro de Economía, revisó a la baja la previsión de crecimiento de Francia para 2013. mientras hablaba de señales de crecimiento.

El ministro de economía siguió dando argumentos a los que dentro de su partido practicaban el «Mosco bashing». A finales del verano aseguró que comprendía «el hartazgo fiscal» de los contribuyentes franceses, provocando la cólera de éstos.

Moscovici ha sido considerado el más aburrido de los ministros. Lo era hasta su penúltima relación, con una investigadora 30 años más joven que él, que dio cierto glamour a su imagen. El pasado mes de junio Moscovici decidió casarse por fin, pero no con ésta, sino con su antigua consejera en el Ministerio de Economía.