Cataluña

Los agitadores callejeros de la CUP

Las diputadas Eulalia Reguant y Mireia Vehí, que participaron en los altercados de la plaza del Diamante, fueron las encargadas de dar una rueda de prensa para criticar la actuación del director de los Mossos d’ Esquadra.

Las diputadas de la CUP, Reguant y Vehí, durante la rueda de prensa del pasado martes en la que cargaron contra los Mossos
Las diputadas de la CUP, Reguant y Vehí, durante la rueda de prensa del pasado martes en la que cargaron contra los Mossoslarazon

Las diputadas Eulalia Reguant y Mireia Vehí, que participaron en los altercados de la plaza del Diamante, fueron las encargadas de dar una rueda de prensa para criticar la actuación del director de los Mossos d’ Esquadra.

No fue el concejal de la CUP del Ayuntamiento de Barcelona, Josep Gargante, el único miembro de esta colación que estuvo presente durante los incidentes que durante tres días sucesivos se han producido en el barrio barcelonés de Gràcia tras el desalojo del llamado «banco expropiado», un local del que disfrutaba el movimiento okupa desde 2011 y cuya alquiler y otros gastos pagaba el Ayuntamiento gobernado por Convergencia Democrática de Cataluña. Otros miembros de la CUP, entre ellos las diputadas Eulàlia Reguant y Mireia Vehi; así como otros militantes y personajes destacados, también estuvieron presentes.

Los incidentes, según fuentes conocedoras del asunto consultadas por LA RAZÓN, le han servido a la CUP, sin figurar como organizadores o inductores, como una demostración de fuerza frente a la alcaldesa Ada Colau, un aviso que ha durado tres días y que lleva el mensaje claro de hasta qué punto se puede ver enturbiada la paz ciudadana si la primera regidora de la Ciudad Condal, y el independentismo en general, no se avienen a seguir la estrategia de la coalición anticapitalista de «ruptura ya» con España.

Se ha demostrado, según los mismos medios, que los incidentes, que se pueden reproducir a partir de mañana, en que hay una nueva convocatoria frente al citado «banco», estaban perfectamente dirigidos por, tal y como adelantó este periódico en su edición de ayer cabecillas que controlaban a los encargados de protagonizar el vandalismo; y dichos cabecillas, por otras personas, cuya adscripción política se supone (aunque no existen pruebas fehacientes).

La presencia de cargos electos de la CUP en la zona es un dato objetivo, que puede ser interpretado por el inusitado interés de dichas personas en, además de mostrar su apoyo, «controlar» lo que ocurría y, sobre todo, la actuación de los Mossos d’Esquadra.

Gargante ha estado los tres días en que se han producido incidentes mientras que a las dos diputadas de la coalición, Eulalia Reguant y Mireia Vehí, sólo se las vio el miércoles. Estaban entre la multitud que protagonizó incidentes en la plaza del Diamant, entre ellos el destrozo de una oficina de La Caixa. De hecho, fue la señal de partida de una nueva noche de ataques a las Fuerzas de Seguridad.

La diputada Eulàlia Reguant fue la que reiteró días pasados, en una entrevista televisiva, la oposición de su grupo a apoyar los presupuestos autonómicos: «Si decididamente esta legislatura es por la ruptura, los presupuestos lo tienen que ser. Si no lo son, la CUP no está aquí para jugar esta partida», subrayó. Todo un aviso.

Por su parte, Mireia Vehí fue la que pidió, en nombre de la CUP, la dimisión del director general de los Mossos d’Esquadra, Albert Batlle, tras los incidentes habidos después del desalojo del «banco expropiado». Hizo responsables de los altercados a las unidades de antidisturbios por lo que exigió su «disolución».

Fue preguntada si la CUP condenaba los destrozos de la vía pública y los ataques de algunos manifestantes contra la policía, ante lo cual Vehí mostró varias fotografías en las que se veían heridas de supuestos participantes en la protesta: «A uno de ellos le han intervenido de urgencia para que no perdiera un dedo», aseguró. «La violencia comienza cuando hay un desalojo, es por violencia imposicional», justificó. Un dato que debe ser tenido en cuenta y que demuestra hasta qué punto los incidentes, con la disculpa del desalojo del «banco», pueden formar parte de una estrategia global, es que los organizadores habían prometido «cinco noches de rabia» y, de momento, se han quedado en tres, tras una intervención de la alcaldesa Colau en la que en ningún momento condenó a los que habían protagonizados los actos de vandalismo ni se atrevió a poner sobre la mesa el posible papel de la CUP en todo este asunto. Eso sí, pidió prudencia a los Mossos.

¿Qué es lo que ha ocurrido para que cese el vandalismo y la salida de Colau a dar aire a los que protagonizaban los incidentes?, se preguntan las referidas fuentes. Apuntan a que cuando la primera regidora ha visto las «orejas al lobo» anticapitalista, ha optado por dejar clara su posición. Lo que demostraría que, si ése era uno de los fines que se perseguía con la alteración de la paz ciudadana, se ha logrado plenamente.