Nacionalismo

Mari Carmen, el látigo del president

Penacho, bibliotecaria jubilada de 81 años, incomodó a Puigdemont en TV3 en un programa abierto a los ciudadanos donde aprovechó para afearle la política «monolingüista» de la Generalitat

Mari Carmen Penacho, ayer
Mari Carmen Penacho, ayerlarazon

Los seguidores de Carles Puigdemont confiaban en que el presidente de la Generalitat pudiera lucirse en TV3 el pasado domingo por la noche, cuando la cadena autonómica emitió un novedoso programa, «Yo pregunto», en el que 12 ciudadanos exponían sus interrogantes al líder soberanista. Pero no fue así. Los fans de Puigdemont aún se lamían ayer las heridas cuando recordaban algunas de las intervenciones de los doce seleccionados. «Tuve la sensación de que el país no estaba representado en toda su diversidad. Esto debería merecer las reflexiones pertinentes», censuró ayer la coordinadora general del PDeCAT (la nueva CDC), Marta Pascal. Pocas intervenciones escocieron tanto como la de Mari Carmen Penacho, una bibliotecaria jubilada de 81 años que se convirtió en el látigo de Puigdemont.

Mari Carmen, que es de Aniñón –un pequeño pueblo de Zaragoza– y que domina el catalán, comenzó por decirle al presidente de la Generalitat que añoraba «la Cataluña acogedora» que conoció y le recriminó la política lingüística de su Gobierno porque, a su entender, no sirve para proteger «el tesoro del bilingüismo». «La Generalitat tiende al monolingüismo. ¿Cómo justifica una política tan poco equitativa?», le planteó. Puigdemont se mostró inicialmente conciliador admitiendo la riqueza que supone tener dos lenguas, pero luego se enfureció y afirmó «que en este país hay una convivencia lingüística incuestionable». «No hay ningún ciudadano de Cataluña que desconozca el castellano y, de hecho, el dominio de nuestros alumnos del castellano es superior al de otras comunidades», aseguró. Este argumento puso en guardia a Mari Carmen, que exhibió su discrepancia al denunciar que los exámenes que afrontan los alumnos del resto de España no son los mismos que en Cataluña y, por tanto, los resultados no son comparables.

Ayer, en conversación con este diario, Mari Carmen lamentaba no haber tenido más tiempo para proseguir su duelo con Puigdemont. «Iba un poco atropellada porque los que organizaron el programa me insistieron mucho en la importancia de no alargarme», explica. En todo caso, se sentía muy satisfecha de su intervención, particularmente tras desatar algunos abucheos del público reunido en el Teatro Conservatorio de Manresa. «Cuando le dije al presidente de la Generalitat que los que tenemos el castellano como lengua materna nos sentimos heridos, mucha gente reaccionó con barullo. No demuestran que son mal educados, sino intolerantes. Con lo cual, pues salió redondo porque con su comportamiento se retrataron», concluye esta jubilada.

furor en twitter

En paralelo a su intervención en TV3, las redes sociales se agitaban con menciones a sus palabras. «En la tele me dijeron que mis aportaciones fueron las más tuiteadas y retuiteadas en la red», afirma. Trascendió, además, que era socia de Sociedad Civil Catalana, de lo cual no se esconde.

Al terminar el programa, pudo dirigirse en persona a Puigdemont para saludarle y para hacerle un nuevo reproche: que la Generalitat no se involucrara en los homenajes del IV centenario de la muerte de Cervantes, conmemorado el año pasado. «Yo aproveché todos los momentos para poner la puntilla», afirma Mari Carmen, gran amante de los libros y cervantina.

¿Y la reacción de los suyos? «Pues mi Whatsapp me decía que no tenía espacio y me he tenido que dedicar a borrar más de cien mensajes para que me entrara el resto», dice.

Ayer, estaba invitada a participar en el programa estrella de las mañanas de TV3, «Els Matins», pero excusó su presencia porque acude a unas clases en ese mismo horario. Y aclara dos cosas. Una, que no hubiera tenido inconveniente en participar en el espacio que conducen Núria Solé y Lídia Heredia –una de las moderadoras de «Yo Pregunto», de quien destaca su amabilidad–. Y la otra, aún más importante: «No es porque me arrugue, ¿eh?».

Mari Carmen despide la conversación telefónica con sonrisas, satisfecha por haber puesto su granito de arena para recuperar la Cataluña que conoció.