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«No hay derecho a que se premie con 300 euros más para 2018 a los mossos»

El agente Cuesta dice que la Policía autonómica no comparte su base de datos y apuesta por una ley marco que regule todos los salarios

Raúl Cuesta, portavoz de Alternativa Sindical Policial (ASP)
Raúl Cuesta, portavoz de Alternativa Sindical Policial (ASP)larazon

El agente Cuesta dice que la Policía autonómica no comparte su base de datos y apuesta por una ley marco que regule todos los salarios.

Raúl Cuesta decidió entrar en la Policía Nacional porque lo que más le gustaba era ayudar a los demás. No soportaba la rutina y dice que a pesar de los sueldos «ser policía no es una profesión que se elija por interés económico» porque «ningún compañero se hace millonario con el uniforme». Trabajaba para la cadena de una conocida marca de ropa cuando un amigo policía le convenció de que su profesión era la más bonita del mundo. «No me gustaba la rutina y me animó para que opositara». Tenía 24 años cuando entró en la academia. Su madre siempre, se ha sentido muy orgulloso de él, aunque, confiesa que «al mismo tiempo tenía miedo y me pidió que mejor me metiera a bombero», pero él lo tenía claro: «Yo quería ser policía». Dice que si volviera a echar marcha atrás en el tiempo «volvería ingresar en el Cuerpo».

Prestó servicio durante seis años en radio patrullas, luego pasó a extranjería. Fuera de la Policía, antes de ingresar en la academia vivió de cerca el problema de la violencia de género y por eso ahora se dedica a proteger a las mujeres maltratadas. Portavoz de Alternativa Sindical de Policía (ASP) advierte de que «no hay suficientes policías» para protegerlas y es que en una de las islas de Baleares, por ejemplo, habría 4 policías para proteger a 137 víctimas, destaca.

Dice que detrás de cada uniforme hay un hombre o mujer que deja atrás su tierra y a los suyos para servir a los demás. «Jugamos al fútbol, pagamos impuestos, sufrimos y nos emocionamos como los demás, por eso me duele mucho ver cómo en ocasiones se nos insulta o se nos utiliza cuando somos simples ciudadanos».

Recuerda que formó parte de un dispositivo «en el que lo menos doloroso que me decían era “muérete pronto”», a la par que se acordaban de todos sus familiares, aunque dice que está convencido de que la mayoría de personas «conocen y valoran que somos parte de un Estado de Derecho, y como agentes de la autoridad velamos por los derechos y libertades de la ciudadanía».

Cree que una de las peores cosas que ha encontrado es cómo les tratan algunos gobiernos junto a «la falta de medios materiales, la frustración que genera la Justicia cuando detienes a un delincuente hasta en tres ocasiones en un mismo día y ves cómo entra por una puerta del juzgado y sale por otra, los agravios comparativos con el resto de policías de España...» «Cuando ves que no tenemos el mismo sueldo, peores vehículos y menos derechos que el resto de policías, nunca llegas a comprender muy bien el porqué».

«Conocemos casos en los que comisarías de policías municipales se gastan el dinero del contribuyente en material antidisturbios sabiendo que nunca lo usarán al no tener competencia para ello, mientras nosotros tenemos vehículos con 300.000 km. o, tristemente, muchos compañeros siguen en la actualidad sin chalecos de protección».

El portavoz de ASP dice que el que se retribuya mejor a los policías autonómicos que a los policías nacionales y guardias civiles hace que se fomente la desigualdad entre las diferentes regiones. «Creo que es el momento de decir basta ya de españoles de primera y de segunda». «Es un tema que nos duele mucho y no es exclusivo de la Policía Nacional. A pie de calle vemos cómo las autonomías llevan décadas generando desigualdades importantes: profesores, profesionales de la sanidad... Sufren la misma injusticia y creemos firmemente que esto se debería frenar».

Cuesta recuerda que la Constitución «plasma con mucha claridad la igualdad como uno de sus principios» y parece que «tiene poco o ninguna importancia que un ciudadano de León, Málaga o Madrid tenga menos derechos que uno de Barcelona, Bilbao o Pamplona, destaca.

Considera que el agravio comparativo que se produce es debido a la «politización de las policías autonómicas por parte de los gobiernos, como hemos visto la últimas semanas en la Ciudad Condal. Por otro, «a un estancamiento o abandono del Gobierno a la hora de cuidar a la Policía Nacional y la Guardia Civil».

Que además de todo lo ocurrido y la diferencia salarial se haya incrementado el sueldo de los Mossos en 300 euros para 2018 «ha supuesto un palo». «Imagínate cómo se sienten los compañeros de Guardia Civil y Policía destinados en Barcelona...». Y es que considera el portavoz de ASP que de esta manera «el mismo ministerio premia a los que intentan destruir nuestra democracia y nuestra Constitución a la par que hacina en barcos y hoteles a compañeros que velan por la unidad y los derechos del conjunto de españoles». Además, destaca, a modo de ejemplo, que «los Mossos no comparten sus bases de datos con nosotros, lo que genera riesgo para el conjunto de la sociedad. Yo me he llegado a encontrar un delincuente que en nuestras bases de datos estaba limpio y tras mucho investigar había sido detenido en Barcelona hasta en seis ocasiones».

La lista de agravios dice que es numerosa con la policía autonómica y que va desde las compensaciones por asistir a juicios, nocturnidad, horas extras, derechos laborales, medios materiales...» Aun así se mantiene esperanzado y considera que el ministro Zoido pondrá fin a esta situación «por el bien de la ciudadanía». Y es que, «desde ASP junto con el resto de sindicatos en unidad de acción conseguiremos la equiparación salarial».

Desde ASP «no comprendíamos piden, entre otras cosas, eliminar los agravios existentes a través de la creación de una ley marco para todas las policías y que regule salarios, medios materiales, humanos, derechos». Propone una dieta única dando igual la escala a la que se pertenezca, el acceso único por la escala básica, el nuevo uso de armas no lesivas, una reposición de agentes constante y bien planificada o la remodelación de cientos de comisarías.