Gobierno de España

Sánchez mantendrá su «apagón informativo» hasta su visita al Rey

Lleva dos semanas sin responder preguntas, mientras sus barones piden un Gobierno ya

Emiliano García-Page junto a Rafael Catalá, ayer, en Cuenca
Emiliano García-Page junto a Rafael Catalá, ayer, en Cuencalarazon

Ha pasado un mes desde las elecciones y el ejercicio de la oposición –como el del Gobierno– también está en funciones. Al menos en lo que compete al líder de su principal partido, Pedro Sánchez, que ha asumido un perfil tan bajo que apenas se hace visible. El secretario general del PSOE sólo ha admitido preguntas de los periodistas en una ocasión tras el 26-J, después de reunirse con Mariano Rajoy, y su presencia pública se cuenta por escapadas de fin de semana en lugar de por defender la posición del PSOE ante la situación de bloqueo que vive el país. El exilio autoimpuesto al que se ha sometido Sánchez, que contrasta con la sobreexposición mediática que le caracteriza, no se romperá –según Ferraz– hasta que acuda mañana a su despacho con el Rey.

Las comparecencias del líder socialista desde los comicios de junio pueden contarse literalmente con los dedos de una mano. Sánchez sólo se ha pronunciado en cuatro ocasiones desde el 26-J: la noche electoral, en el Comité Federal, tras reunirse con Rajoy y en la reunión de los grupos parlamentarios del partido. La última vez que apareció en público, aunque sin emitir un solo mensaje político de calado, fue el pasado martes en la constitución de las Cortes. Desde entonces el mutismo es total. El secretario general socialista se ha inhibido de sus funciones de portavoz público y ha delegado en sus más fieles colaboradores la legitimidad para marcar el discurso oficial, aunque el vacío de su ausencia también lo ocupan diversos dirigentes que lanzan mensajes contradictorios sobre la pertinencia o no de que gobierne Rajoy. El último ha sido el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, que si hace semanas se manifestó a favor de una «abstención mínima» para que gobierne la lista más votada ayer clamó por «buscar puntos en común», porque España «ha llegado al límite». «Los españoles están hartos, señor Rajoy; hartos, señor Rivera; hartos, señor Sánchez; hartos señor Iglesias, que lo sepan», espetó, al tiempo que destacaba que «el país tiene un cabreo monumental, la gente está que bufa y los políticos parece que no lo entienden». También el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, aboga por que se forme gobierno cuanto antes para evitar los perjuicios que genera la situación de interinidad.

La estrategia que Sánchez ha adoptado desde el 26-J consiste en colocarse en un nada discreto segundo plano, para trasladar la presión a Rajoy. Sin embargo, lejos de pasar desapercibido son constantes sus escapadas de «relax», mientras bulle la presión sobre el papel que debe asumir el PSOE para desencallar la situación política. Primero fueron unos días en Mojácar, luego un viaje relámpago a los conciertos del Festival Internacional de Benicàssim (FIB) y, según desvela el diario «La Rioja», este fin de semana lo ha pasado en Aldeanueva de Cameros. Si el objetivo de Sánchez con su «retiro» público era evitar que la presión se focalizase sobre el PSOE, ha conseguido el efecto contrario, pues, lejos de pasar inadvertido, le ha situado en el centro de la escena política. Desde su entorno se excusa la ausencia de Sánchez argumentando que «es a Rajoy a quien le toca hablar ahora».