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España acogerá a 1.300 de los 4.288 refugiados que le exigía Bruselas

Fracaso en el reparto de los inmigrantes llegados a Grecia e Italia en primavera

Margallo saluda a Mogherini antes del Consejo de Exteriores, ayer en Bruselas
Margallo saluda a Mogherini antes del Consejo de Exteriores, ayer en Bruselaslarazon

Los Veintiocho han sido incapaces de llegar a un acuerdo para el reparto de 40.000 refugiados procedentes de Siria y Eritrea, tal y como había propuesto Bruselas tras los naufragios ocurridos esta primavera y que escandalizaron a la opinión pública europea.

Los Veintiocho han sido incapaces de llegar a un acuerdo para el reparto de 40.000 refugiados procedentes de Siria y Eritrea, tal y como había propuesto Bruselas tras los naufragios ocurridos esta primavera y que escandalizaron a la opinión pública europea. En su lugar, han alcanzando una cifra más modesta de 35.000 personas que se revisará en diciembre con la celebración de otra reunión extraordinaria. Aunque los mandatarios intentaban evitar la palabra fracaso, lo cierto es que no se ha llegado al objetivo de partida a pesar de que países de fuera del bloque comunitario hayan contribuido de manera voluntaria.

Es un procedimiento de urgencia –con una duración de dos años– con el fin de aliviar de manera temporal la presión sufrida por Italia y Grecia tras las últimas oleadas migratorias. España se ha comprometido a la reubicación de 1.300 refugiados, un tercio aproximadamente de la propuesta inicial de Bruselas que había solicitado a nuestro país el asilo de 4.288 personas. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha dejado la puerta abierta a que esta cifra pueda redondearse hasta 1.500 de cara al año 2017. Bruselas ha intentado sin éxito imponer un sistema de cuotas obligatorias basadas en el PIB, la población, la tasa de desempleo y el esfuerzo previo de acogida. En la pasada cumbre europea de junio, los líderes europeos rechazaron esta opción y prefirieron pactar un sistema basado en la voluntad de cada país, sin techos vinculantes que pudieran interpretarse como una pérdida de soberanía en un asunto tan sensible como la política migratoria. España ha sido uno de los países más beligerantes contra este método de reparto, ya que considera que se está fomentando el efecto llamada por parte de las mafias y que no se tienen en cuenta los esfuerzos de los países de entrada al continente en la vigilancia de fronteras. De hecho, nuestro país ha solicitado que el presupuesto europeo, cuya revisión está prevista para 2016, financie adecuadamente el retorno de los inmigrantes ilegales. En palabras del ministro, España «ha cumplido sobradamente» para el primer año el programa y la cifra ha «sido muy bien acogida».

Los países que van a realizar un esfuerzo mayor son Alemania y Francia con 10.500 y 6.752, respectivamente. Berlín incluso supera lo establecido inicialmente por Bruselas y es una de las capitales europeas a quienes más beneficia este acuerdo, ya que junto con Suecia son los países que reciben más demandantes de asilo dentro de la UE al contar con un sistema más accesible. Números aparte, este acuerdo provisional ha levantado profundas grietas en el seno de los 28 que demuestran la dificultad de remar en la misma dirección. Hungría se ha negado a reubicar a ningún refugiado ya que considera que el resto de los socios no están cuantificando debidamente la presión migratoria que sufre el país a través de los Balcanes. Dentro de esta línea dura también hay que contabilizar a Austria, que también ha rechazado de manera rotunda aportar algún tipo de esfuerzo en este apartado. Donde sí ha habido un mayor éxito es en el reparto de aquellos inmigrantes residentes en países terceros y que ya cumplen el estatuto de refugiado, la mayoría de ellos ubicados en el norte de África. No ha habido problemas para alcanzar la cifra de 20.000 personas propuestas por el ejecutivo comunitario, España contribuirá con 1.449.