Elecciones en Estados Unidos

Purga en el espionaje de EE UU

Trump pondrá a un empresario amigo al frente de una investigación «privada» para conocer quién filtra a la Prensa información confidencial desde la CIA y el FBI.

Purga en el espionaje de EE UU
Purga en el espionaje de EE UUlarazon

Trump pondrá a un empresario amigo al frente de una investigación «privada» para conocer quién filtra a la Prensa información confidencial desde la CIA y el FBI.

El presidente Donald Trump ha pedido a su amigo Stephen Feinberg, el fundador de la empresa Cerberus Capital Management, que se ponga al frente de una investigación para detectar las «filtraciones ilegales» de información clasificada desde las agencias de inteligencia del país. Trump había denunciado que «el verdadero escándalo aquí es que información clasificada se ha dado como si fuesen caramelos», y está dispuesto a espiar a sus propios espías. Dichas filtraciones acabaron con la carrera política de Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional, que presentó su dimisión tras demostrarse que había mentido al vicepresidente sobre sus contactos con el embajador ruso. La Casa Blanca sospecha que detrás de estas filtraciones están altos cargos de la CIA y el FBI fieles a la Administración Obama y descontentos con la victoria del republicano.

El posible nombramiento de Feinberg se ha encontrado con una oposición importante entre los miembros de estas agencias, ya que temen que podría mermar su independencia. Además, algunos de los actuales altos cargos de la Inteligencia estadounidense advierten de la posibilidad de que Feinberg se esté preparando para convertirse en uno de los directores de estos departamentos. El empresario, estrechamente relacionado con Stephen Bannon, jefe de estrategia de la Casa Blanca, y Jared Kushner, yerno y uno de los principales asesores del presidente, no quiso confirmar a los medios su nuevo puesto, y tampoco la Casa Blanca, según apunta «The New York Times».

Trump ha criticado duramente la efectividad y el funcionamiento de la CIA y el FBI tanto durante la campaña electoral del año pasado como durante sus primeras semanas en el Despacho Oval. Tanto que llegó a confesar que se fiaba más de Wikileaks que de sus propios espías. El presidente aseguró ayer de nuevo que no está al tanto de que nadie en su campaña presidencial hiciera llamadas telefónicas a funcionarios del Gobierno ruso antes de las elecciones presidenciales. «No que yo sepa», respondió cuando una periodista le preguntó sobre esos contactos de su campaña con los rusos, que según una información del diario «The New York Times» fueron frecuentes durante el año anterior a los comicios del pasado noviembre.

Arremetió también contra lo que él llama «la prensa deshonesta», en clara referencia a los diarios «The New York Times» y «The Washington Post», a los que acusó de publicar noticias falsas. «La Prensa está fuera de control. Tenemos que hablar de esto y descubrir qué está pasando», dijo el mandatario, quien habló de la necesidad de que se abra un debate público. «Todo lo que se publica sobre Rusia son mentiras. Lo que es verdad es que existen filtraciones», indicó. Trump dijo que «no me importan las malas historias. Pero no entiendo las cosas falsas. Intentaron infiltrarse en nuestra campaña también y fracasaron. No me importa Wikileaks, pero no soporto las mentiras», explicó Trump, que reconoció que hubiese despedido al presidente de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, si hubiese hecho sobre él los comentarios que hizo sobre la ex jefa de la diplomacia. «Yo formo parte de ello. Y sé lo que es verdad y lo que no es verdad. Pero el tono. Hay tanto odio en el tono... Y los de la Fox son muy honestos, no porque digan cosas buenas sobre mí, porque también me critican. Pero el tono, Jim», le espetó Trump al periodista de la CNN Jim Acosta. El presidente también anunció que la próxima semana firmará una nueva orden ejecutiva para «proteger» a la población norteamericana, en un intento por paliar el golpe que ha supuesto la suspensión de su polémico veto migratorio. Trump lamentó el «desastre» que «heredó» en todos los sentidos de la Administración de Barack Obama.

Asimismo, el inquilino de la Casa Blanca anunció en su rueda de prensa el nuevo nombramiento de Alexander Acosta como secretario de Trabajo, lo que supone el primer alto cargo ocupado por un hispano en el nuevo Gobierno republicano.