Parlamento Europeo

Cameron logra el apoyo unánime de la UE para evitar el Brexit

«Estaremos fuera de la UE que no funciona para nosotros, la de las fronteras abiertas, los rescates y el euro», afirmó el primer ministro británico.

El primer ministro británico, David Cameron, y su homólogo italiano, Matteo Renzi, durante una reunión bilateral
El primer ministro británico, David Cameron, y su homólogo italiano, Matteo Renzi, durante una reunión bilaterallarazon

«Estaremos fuera de la UE que no funciona para nosotros, la de las fronteras abiertas, los rescates y el euro», afirmó el primer ministro británico.

Dos días intensos de negociaciones concluyeron anoche finalmente con un acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea. Tres borradores de conclusiones e infinitas reuniones bilaterales fueron necesarias para ayudar a David Cameron a defender la postura del «sí» a permanecer dentro de la UE en su referéndum de junio. A pesar del consenso alcanzado ayer, aún queda que los ciudadanos den su respaldo al acuerdo europeo. «Acuerdo. Apoyo unánime para la nueva relación de Reino Unido con la UE», anunciaba el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Pero la rueda de prensa más esperada fue la del primer ministro británico. Su discurso ante la prensa fue su primera oportunidad para defender el acuerdo alcanzado con el resto de socios y así la aprovechó. Con un lenguaje duro y agresivo no dudó en reconocer que Reino Unido será «mucho más fuerte y estará más seguro dentro de la Unión Europea», aunque como organización la UE le sigue sin convencer.

«Creo que el acuerdo es suficiente para recomendar que Reino Unido se mantenga en la Unión Europea», comenzaba Cameron su presentación a la prensa. «Que se mantenga dentro para influenciar en las decisiones que se sigan tomando y por otro lado, que siga estando fuera de las decisiones de la UE que no nos funcionan como de las fronteras abiertas, los rescates y el euro», agregaba. No desaprovechó la oportunidad de recordar que además de la UE, Reino Unido también cuenta con una buena relación con la Commonwealth. El pacto le da a Cameron, entre otras cosas, la posibilidad de que Reino Unido pueda discriminar a los trabajadores europeos en Reino Unido al quitarles derechos sociales, algo que atenta contra el espíritu de igualdad de todos los ciudadanos de la UE.

«Hemos tomado la decisión de proteger a Reino Unido de la integración europea. Nunca la pedimos y nunca la quisimos. Y que quede claro que Reino Unido nunca formará parte de la integración europea. Los Tratados serán modificados para proteger a Reino Unido precisamente de la integración europea», señaló. En sus palabras hubo espacio para el agradecimiento a sus socios europeos por dedicar un Consejo en exclusiva al país y tener voluntad para llegar a un acuerdo. «No podríamos haberlo conseguido si no hubiera sido con el apoyo unánime de todos los países», agregó.

Cameron recordó que ahora le toca el turno a los ciudadanos británicos decidir si se quedan o no dentro de la UE. «Será una decisión de la gente no de los políticos y veremos qué significa quedarse o marcharse», dijo. «Decidan lo que decidan los británicos, yo tengo que decir que no me gusta Bruselas, me gusta Reino Unido y mi labor es proteger los intereses de mis ciudadanos... pero no significa que porque tenga dudas sobre la UE como organización lo mejor sea irse», explicaba. «La UE no es perfecta, pero dentro tendremos lo mejor de dos mundos», añadió.

Cameron tuvo que cancelar un consejo de ministros en Londres por la tarde porque las negociaciones se bloquearon. Estaba claro que la UE llegaba dispuesta a concederle todas sus demandas, pero el acuerdo a Veintiocho tardó en conseguir el consenso absoluto de un texto que marcará el nuevo encaje de Reino Unido en la UE. El acuerdo llegó a pesar de los escollos que surgieron. Entre los principales estaban las ayudas sociales a los ciudadanos comunitarios y la no discriminación al sector financiero de Londres, la City, en la integración de la eurozona. Tiras y aflojas para evitar a toda costa que se dé una diferenciación entre los británicos y el resto de europeos. Sobre la retirada de subvenciones, ésta afectará a complementos salariales que sólo existen en Reino Unido y no se contemplan en otros países europeos, por lo tanto tiene fácil encaje. Se ha tenido que aclarar que no afecta a la libre circulación de personas, sino que se limita a eliminar un complemento salarial muy específico de Reino Unido y siempre acotado en el tiempo. Cameron planteaba que pudiera ser eliminado durante trece años, mientras los socios europeos marcaban un tope máximo de cuatro años. Finalmente, el «freno de emergencia» será de siete años.

La gobernanza económica fue otro de los mayores temas de discusión para dejar claro que a pesar de que no se discrimine a países que no cuentan con la moneda única en las decisiones económicas que se tomen para la eurozona, no puede permitirse que las reticencias de Reino Unido retrasen una mayor integración.

Y, por último, dada la sensibilidad del acuerdo que se plantea para Reino Unido, como «un traje a medida», hay países que han sugerido la destrucción «casi literal» del texto si en el referéndum que celebre Cameron los británicos apuestan por salir de la UE a pesar de las nuevas condiciones. Se quiere evitar en la medida de lo posible que otro país pueda verse tentado a exigir un trato similar, lo que llevaría al proyecto europeo directamente al fracaso.