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«UnREAL»: En busca de los quince minutos de gloria

«UnREAL»: En busca de los quince minutos de gloria
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Aunque la televisión tenga cada vez menos cosas de las que presumir, es habitual encontrar cada cierto tiempo en la parrilla series que se preocupan por desvelar las intimidades del medio. Comedias, dramas, híbridos de ambas, todo vale para criticar o retratar lo que no se ve en nuestros televisores, pero que es vital para lo que sí se ve. La última en unirse a esta lista es una comedia negra, y dramática, «UnREAL». Una producción que se estrenó discretamente hace un par de meses y ha terminado dando a su cadena, la muy criticable Lifetime, una producción de la que presumir. Porque, muy inesperadamente, «UnREAL» se ha convertido en una de las series imprescindibles del año.

La serie, creada por Marti Noxon y Sarah Gertrude Shapiro, está basada en un corto dirigido por la segunda, «Sequin Raze», y en sus experiencias como productora del programa de telerrealidad estadounidense «The Bachelor», similar a nuestro «Quién quiere casarse con mi hijo». La acción arranca cuando la productora Rachel Goldberg acompaña a algunas de las nuevas aspirantes del concurso «Everlasting» al plató en el que convivirán durante meses. Allí lucharán, literal y metafóricamente por convertirse en la elegida, la mujer que logre casarse con el pretendiente, un guapo joven británico que busca mejorar su imagen gracias al concurso.

La llegada al plató de Rachel no es algo rutinario, y son muchos los que se sorprenden al verla allí, después de cómo terminaron las cosas entre la cadena y la joven productora al final de la última temporada del concurso. Pero Quinn King, la productora ejecutiva que maneja los hilos de «Everlasting» sabe que, a pesar de sus desequilibrios, Rachel es la productora manipuladora y agresiva que necesita cualquier «reality-show» que busque sorprender a la audiencia. Algo que también conoce Chet, dueño de la productora del programa para el que las concursantes son sólo eso, aspirantes a una boda que alimentará durante meses la prensa rosa y, lo que es más importante, llenará sus bolsillos.

A pesar de las reticiencias iniciales, Rachel y Quinn son capaces de enterrar el hacha de guerra y convertirse en las verdaderas mentes maquinadoras del programa capaces de ejecutar un espectáculo televisivo que arrase en audiencias y, a ser posible, deje un recuerdo imborrable en los espectadores y en la historia del medio. Aunque esto último se les vaya de las manos, inesperada e irremediablemente.

«UnREAL» se ha convertido en una de las sensaciones del año gracias a su capacidad para poner sobre la mesa los males de un producto tan censurable como lucrativo, la telerrealidad. En su crítica, descarnada y cruel, la serie se adentra además en la cosificación que la mujer sufre en la pequeña pantalla, la presión que viven los trabajadores de este tipo de programas o la utilización de los mismos para conseguir otro tipo de objetivos.

Si bien el rol protagónico corresponde a las productoras ejecutivas, tan importante como su papel es el de las candidatas a esposas, que llegan al programa acompañadas de las más variadas historias. Detrás de cada mujer, su impecable maquillaje, y su deslumbrante vestido, se encuentran las razones de cada una para exponer sus vidas al público de este tipo de programas. Unas historias que no en todos los casos nacieron para ser transmitidas en «prime-time».

- Lo mejor

«UnREAL» no tiene límites. Cuando crees haberlo visto todo, la manipulación y la falta de escrúpulos alcanzan un nuevo nivel a base de planeadas acciones. Y la pareja formada por Rachel y Quinn, tan diabólica como complementaria, poniéndole rostro a los integrantes más obscenos del mundo televisivo.

- Lo peor

Que el clasismo televisivo no permitió a los entendidos prever el potencial de la serie. Si en vez de llevar el sello de Lifetime, de la que no se espera nada bueno, hubiese sido el de otra cadena, la expectación habría sido máxima y la sorpresa mínima.