Cecilia García

Cristina Pedroche: «Pablo Iglesias es carne de zapping porque se rectifica a sí mismo»

Presentadora de televisión pluriempleada. Esta chica de Vallecas (Madrid) tiene una de las risas más contagiosas de televisión, con la que ha enganchado al chef de DiverXo, David Muñoz

Cristina Pedroche
Cristina Pedrochelarazon

La presentadora cierra una gran temporada en televisión y aclara que, pese a su gran sentido del humor, no «es tan pava» como parece y tiene algo más que una cara bonita

Ajena a ambientes sombríos y malhumorados, la felicidad es esto: Cristina Pedroche. Su temporada televisiva la ha resuelto con nota: ahí la tienen todos los días en «Zapeando» (La Sexta) broma va, broma viene y se ha probado en un nuevo registro con «Pekín Express» donde sí, la hemos visto llorar y emocionarse. Cabría sorprenderse pero por las argucias de la televisión solemos etiquetar a los que salen en ella y la presentadora ha demostrado que hay muchas más Cristinas Pedroche de las que imaginamos. Espontánea habla con una naturalidad poco frecuente de lo enamorada que está de David Muñoz, el multipremiado cocinero de DiverXo.

–Por saber, ¿cuándo se publique esta entrevista ya estará casada?

–No. ¡Qué pesaditos estáis con esto! Ya he dicho que no habrá boda ni mañana ni durante este verano. Es verdad que tengo muchas ganas de casarme con David, es el hombre de mi vida, pero no hay prisa.

–¿No está un poco harta del interés que ha despertado en la Prensa del corazón?

–Yo es que lo veo desde la óptica de que la gente me tiene cariño y que quiere saber cosas de mi vida, aunque hay poco que no se sepa ya. Soy una chica muy natural y muy feliz.

–¿Qué tal lleva lo de ser una pluriempleada?

–No tengo derecho a quejarme. Tengo trabajo, salud y amor. Vale que, por norma general mi día a día pasa de salir de casa e ir al trabajo y a la inversa, pero hago lo que me gusta. Además está mi blog de «¡Hola!», donde cuelgo lo que me apetece. Desde que volví de «Pekín Express» llevo dos días y ya he reventado el servidor, pero no el de mi entrada al blog, el servidor de la revista en general. ¡Qué vergüenza! La gente quería enterarse de lo que estaba pasando con Isabel Preysler y Vargas Llosa y por mi culpa no podían acceder a esa información.

–¿Cuál es la Cristina Pedroche verdadera?

–Mira, ni soy tan pava como aparecía en «Sé lo que hicisteis...», ni tan gansa como en «Zapeando», ni tan rígida en las entradillas como «Pekín Express». Sucede que cada trabajo te pide una cosa. En «Pekín» a veces parecía la sta. Rottenmeier como me sucede con mis sobrinos Hugo y Daniela cuando les da por portarse mal, pero luego soy la más payasa del mundo con ellos.

–Hablando de etiquetas, a usted le han colgado la de tía buena.

–¿Pues qué quieres que te diga? Me da risa. Yo no soy un pibón de yate ni me gustaría. Me lo curro en el gimnasio como muchas mujeres porque me gusta cuidarme y me siento mejor conmigo misma. A veces subo un par de kilos y me doy más caña. Más normal no puedo ser.

–Todavía no hemos hablado de David, aparte de la boda...

–He encontrado a la persona que me complementa y, lo más importante, no perdemos el tiempo en discutir porque llega tarde o deja alguna vez la toalla de baño en el suelo. No somos de montar «pollos» y que uno de los dos duerma en el sofá. Le recomiendo a la gente que está enamorada que no pierda el tiempo en enfadarse porque son horas que se le restan al amor. Cada uno con sus necesidades fisiológicas, David y yo somos dos personas con un solo corazón.

–¿Piensa que esta historia de amor pueda terminar?

–¡No lo digas ni en broma! Es como vivir sin las piernas o tus brazos. Ni me lo planteo, es absurdo. Llevo 26 años triste y sola... Bueno, estoy exagerando porque tengo unos padres maravillosos. Pero la realidad, hasta ahora, es que llegaba a casa y estaba sola.

–¿Ha ido descubriendo cosas de él que no sabía?

–Puede que cocinando sea más canalla, pero conmigo es un amor. Tú ves la definición de amor y sale la fotografía de David.

–Le tengo que decir que la televisión es un bucle. Se lo digo porque los que hacen «Zapeando» también son carne de zapping. Se viven momentos muy surrealistas.

–Es verdad. Nuestro trabajo es que la gente se divierta y si hay que hacer el tonto se hace. Es muy bonita la misión de entretener. Incluso para mí fue una terapia cuando hace un año se murió mi abuela. Lo pasé muy mal, pero llegaba al plató y desconectaba.

–¿A quién le gustaría pillar en un zapping?

–Ya lo tenemos: Pablo Iglesias. Si se ven las grabaciones de lo que decía cuando empezó y cómo ha ido cambiando su discurso. Mola mucho ver cómo se va rectificando a sí mismo sin ningún pudor además.

–Usted presume de ser de Vallecas...

–Sí, me gusta ser de barrio. Es el único en que nunca ha ganado el PP, que no sé si es bueno o malo, pero es un dato. La gente allí es muy humilde y cuidan mucho los unos de los otros. ¿Te acuerdas de esa señora mayor a la que iban a desahuciar y el Rayo Vallecano y sus socios la apoyaron económicamente? Eso sólo sucede en Vallecas. A otros clubes de fútbol más importantes que el mío ni se les ha pasado por la cabeza hacer eso.

–Además seguro que las señoras mayores se siguen sentando en los bancos para tomar la fresca.

–Eso lo hacía mucho mi abuela. Las señoras mayores son muy graciosas porque no tienen complejos. Cuando me ven por la calle me dicen: «¡Cómo me gustas para mi nieto!». Y les contesto: «Señora, ya estoy cogida».

El lector

Me gustan los periódicos tanto en papel como en la versión digital. Leo todos los que pueda porque tengo muy claro que es la única forma de enterarse de lo que está sucediendo de verdad. Para sacar tu propia opinión hay que leer todos los puntos de vista. Lo considero imprescindible. De LA RAZÓN me gusta mucho la sección de Cultura, Gente y Televisión. Las entrevistas en esas secciones suelen ser muy buenas y entretenidas.