Madrid Fashion Week: lucha entre los nuevos y los de siempre

Marcos Luengo y Custo Dalmau se estrenaron en la pasarela de Madrid el mismo día en que desfilaron clásicos como Ailanto

Nunca pensamos que la cercanía de la nave de Ifema, donde se desarrollan los desfiles de MBFWM, con el aeropuerto acabaría convirtiéndola en la nueva T-5 de Barajas. Tenemos «duty free», kioscos de Prensa y sala Vip –que si en Barajas se llama Velázquez, aquí la llamamos Balenciaga– e incluso conciertos en directo, como el de Medina Azahara sobre la pasarela de Juana Martín. Sus temazos de los años ochenta inspiraron la ropa de la cordobesa y a nosotros nos hicieron olvidar la siesta. Veníamos de pasearnos por la Toscana de Marcos Luengo, con nuestras faldas evasés, las bombers en napa, los pantalones anchos en terciopelo, las capas y los vestidos largos de gasa con plumas. También visitamos la Argentina de los Ailanto, que no han podido hacer una colección más elegante y exquisita con sus abrigos envolventes inspirados en los ponchos de los gauchos, vestidos armados con mini chalecos estampados con florecitas y blusas con mangas trompeta. Prendas tan sosas como los monos las animan con jaretas, pliegues y frunces. Los tejidos adhoc: mohair, lana que parece fieltro, muselina, crep y bambula de seda. Dominándolo todo la flor de la protea, una superviviente de más de 300 años.

Nadie le puede discutir a Ulises Mérida que es un excelente patronista y que hace ropa para vender, aunque en esta ocasión parece que quiere hacerlo en Semana Santa, con ese negro y ese morado de luto dominando su colección. Sus pantalones o son tobilleros bien ceñidos o hiper amplios y largos. A sus abrigos envolventes les aplica punto tejido a mano en mangas y cuellos y reivindica la buena materia prima española. Sus joyas han sido damasquinadas en Toledo por el maestro Óscar Martín y la piel trabajada en Las Ventas con Peña Aguilera.

Paloma Álvarez y Juanjo Mánez forman Malne y han creado una colección perfecta para sus jequesas. En Oriente tienen mucha proyección y, sabiendo el gusto de las árabes por el brilli, por los turbantes y por las cosas que pasan en Europa, les han creado una colección a medida. Como las jequesas no tuvieron oportunidad de vivir los ochenta y de desayunar con champagne y fresas o de experimentar lo que un pantalón campana puede hacer por una mujer o los estragos de pasar una noche en Barbarella, les han acercado en forma de ropa a ese mundo. Van del maximalismo al minimalismo con sus brocados, lurex, bordados, piel, plumas, hombreras pagoda o cinturones como los obis de las geishas.

MKF para Miley Cyrus

Resulta que María Ke Fisherman no deconstruye la prenda sino el aspecto y que tiene una potente fuerza en redes sociales, además de unas estilistas norteamericanas con buenas agendas que no dudan en decirle a Miley Cyrus que un MKF es su nueva mejor prenda; Miley lo acepta y lo venden todo. De ahí que el 90 por ciento de su producción vuele al extranjero. El mérito de usar tela de esquiar, el mono de mecánico o una sudadera invertida es para tomar nota. Alonso y Lemus sacan al pandillero que llevan dentro y lo ponen a desfilar e, incluso, para lo que son ellos, usan la organza y el tartán, dos géneros que nunca imaginarían que trabajarían.

Custo Dalmau lleva 36 años en el mundo de la moda y jamás se había presentado en la capital de España. Para su primer «show» en esta plaza tira la casa por la ventana con 71 propuestas y Carla Pereyra abre su desfile con el Cholo Simeone observándola. El hilo conductor es el brilli brilli para las 24 horas del día, el color y los tejidos tecnológicos.