Religion

Devoción, arraigo y más altares, pero menos público

La Sevilla más tradicional disfruta de una celebración sin agobios y en la que el calor del mes de junio condujo a muchos sevillanos a las playas

Devoción, arraigo y más altares, pero menos público
Devoción, arraigo y más altares, pero menos públicolarazon

La Sevilla más tradicional disfruta de una celebración sin agobios y en la que el calor del mes de junio condujo a muchos sevillanos a las playas

Sevilla mantiene la solemnidad de su Corpus Christi, una celebración que tiene sus orígenes en el siglo XIII y que se centra en dos aspectos del misterio eucarístico: la celebración de la misa y la adoración del Santísimo. Dos cuestiones fundamentales para «evitar visiones alejadas de la fe de la Iglesia», como ayer recordaba en su homilía monseñor Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, que presidió la eucaristía en el Altar del Jubileo de la Catedral.

Pero al margen de su lectura estrictamente religiosa, el Corpus no se libra del debate menos conservador, centrado en su organización interna. Una festividad con tal arraigo y devoción no ha de estar exenta de revisión. Más de 4.000 personas, principalmente del mundo de las hermandades, de los sectores eclesiales, sociales, militares y políticos, forman parte de una procesión de una extensión desorbitada, y difícil se seguir pues se convierte en tediosa –el paso de todo el cortejo puede superar las dos horas y media–. Eso sí, como cada año se dispuso la tradicional alfombra de juncia y romero cuyo aroma se hace presente desde las horas de la madrugada.

Dependiendo de cuándo caiga –oscila según la fecha de la Semana Santa–, el seguimiento varía. Ayer, en pleno 15 de junio –el año pasado fue un 26 de mayo–, y con unas previsiones de altísimas temperaturas para todo el puente, el centro histórico de la capital no se vio tan desbordado de público. De hecho, fue la menor participación lo que más llamó la atención: avenidas semivacías, sillas sin ocupar y el comentario lógico entre los más fieles se repitió: «La gente se ha ido a las playas».

Frente a esta lectura, precisamente, el alcalde, Juan Espadas, se congratulaba por el «impulso» que ha recibido este año la fiesta al contar con un 60% más de altares –el Gobierno local concluyó en 2016 que era necesario «dinamizar la fiesta», al menos en la previa del miércoles y trabajó de la mano del arzobispado en ello–.

«Seguramente este haya sido uno de los mejores Corpus que se recuerden pues ha sido excelente como entre todos se ha conseguido volver a impulsar este Corpus en la calle», dijo el edil socialista.

«Estoy muy satisfecho, por la organización que ha sido muy buena, por volver a recuperar esos altares en puntos concretos que desaparecieron el año pasado, algo que ha sido fundamental», recalcó Espadas, quien apuntó «que se ha notado en las caras de satisfacción de la gente que la festividad del Corpus vuelve a remontar».

Según el delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, «habíamos observado una decadencia en el concurso de exornos, y por eso nos habíamos propuesto hacer un esfuerzo a través de la creación de una comisión. El resultado es que hemos más que duplicado el número de participantes, fundamentalmente los altares, que se ha pasado de dos a ocho, un dato importante porque se trata de una cita eminentemente religiosa». Asimismo, Cabrera aseguró que «nuestro objetivo es no dejar caer esta fiesta mayor por su importancia y relevancia para una ciudad como Sevilla».

En 2018, el Corpus cae el 31 de mayo, una fecha, a priori, más fovorable a la participación.

Adoración del Santísimo

Por su parte, Asenjo hizo especial hincapié en la importancia de la adoración y la visita al Santísimo, «de contemplar y acompañar al Señor, la genuflexión o la postración de rodillas como señal de respeto y veneración», porque «la adoración al Santísimo Sacramento es el ambiente espiritual que permite a la comunidad celebrar de verdad la Santa Misa». El prelado finalizó recordando que ayer se celebró el día de Cáritas: «El encuentro personal con el Señor madura también el compromiso social que entraña la Eucaristía. (...) Rompe las barreras que nos separan unos de otros». Al término de la misa, Asenjo se incorporó a la Sagrada Custodia y a la procesión, precedida por ochos pasos: Santa Ángela de la Cruz, Santas Justa y Rufina, San Isidoro, San Leandro, San Fernando, la Inmaculada Concepción, el Niño Jesús y la Custodia pequeña de la Santa Espina. Desde hoy hasta el día 22, la Catedral acoge la tradicional Octava del Corpus con celebración de la Palabra y adoración eucarística, incluyendo baile de seises. Será a las cinco y media de la tarde en el Altar Mayor.