Sevilla

La «vejación sexista» a Teresa Rodríguez puede costar la cárcel al empresario

«Tiene que saberse que este tipo de agresiones no son impunes», señaló la diputada

La portavoz de Podemos, Teresa Rodríguez, ayer en el Parlamento andaluz
La portavoz de Podemos, Teresa Rodríguez, ayer en el Parlamento andaluzlarazon

«Tiene que saberse que este tipo de agresiones no son impunes», señaló la diputada

«Tenía unas copitas, me pasé siete pueblos». El empresario y, a raíz del suceso, ex vocal de la Cámara de Comercio de Sevilla Manuel Muñoz Medina admitía, poco después y sin tapujos, los hechos denunciados el pasado 20 de diciembre por la coordinadora general de Podemos-A, Teresa Rodríguez. Se había abalanzado sobre ella en un acto institucional y simulado besarla en los labios. Una «broma de mal gusto», reconoció, por la que la Fiscalía de Sevilla entiende ahora que podría aplicársele una pena de seis meses a dos años de prisión (artículo 173.1 del Código Penal), por inflingir un trato degradante, menoscabando «gravemente» su integridad moral.

Denuncia de la Fiscalía

La diputada andaluza elevó en su día un escrito al Ministerio Público, que a su vez ha trasladado la denuncia a los juzgados por unos hechos que podrían ser constitutivos de un delito contra la libertad sexual o de atentado a la autoridad. Entiende la Fiscalía que Muñoz Medina se propuso «pisotear» la dignidad de Teresa Rodríguez con un acto de «contenido claramente sexista». En el relato de los hechos, el fiscal expone que el empresario denunciado era «consciente» de la «función representativa» que cumplía Teresa Rodríguez y en un acto en el que «casi todos eran hombres», «tapó la boca de la mujer con su mano mientras aproximaba su boca a la de ella y besaba su propia mano, la que cubría la boca de ella, en un ademán como si, en realidad, la estuviera besando en los labios», todo ello «mientras pegaba su cuerpo contra el de la diputada, haciéndola retroceder hasta la pared», hasta que la parlamentaria «pudo desembarazarse y salir del lugar». La Fiscalía considera que con esa «vejación» pretendía «demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a ésta, para su propia humillación y vituperio, a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio».

Prosigue destacando que el hecho de que la víctima sea «una mujer que cumple en nuestra sociedad una función representantiva conocida por todos» implica que «la muestra de desprecio, simplemente por esa condición de mujer» adquiera «mayor entidad y repercusión». Y concluye que para la persona que sufre la vejación, «al ser consciente de todas esas circunstancias, la sensación de envilecimiento y de pérdida de dignidad, por fuerza, ha de ser enorme». Por todo ello, y a fin de depurar las responsabilidades de orden penal a que hubiera lugar, la Fiscalía interesa la incoación de diligencias previas.

La dirigente de Podemos indicó que no le interesa tanto el resultado de la denuncia como que «haya una investigación, que se abra un debate público, y que se sepa que este tipo de agresiones no son impunes; que haya una pedagogía social» porque, por desgracia, en el día a día se producen estas agresiones.