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El Lliure defiende la lucha por la libertad de «Jane Eyre»

Carme Portaceli dirige la adaptación teatral de la novela de Charlotte Brontë con Ariadna Gil y Abel Folk como los protagonistas de este drama.

Abel Folch y Ariadna Gil encabezan el elenco, que también incluye a Jordi Collet, Gabriela Flores, Pepa López, Joan Negrié y Magda Puig.
Abel Folch y Ariadna Gil encabezan el elenco, que también incluye a Jordi Collet, Gabriela Flores, Pepa López, Joan Negrié y Magda Puig.larazon

Carme Portaceli dirige la adaptación teatral de la novela de Charlotte Brontë con Ariadna Gil y Abel Folk como los protagonistas de este drama.

Las historias de amor no son sencillas, nunca lo son, porque no tienen por qué serlo. Así de fácil. No existe ningún Einstein del amor que haya demostrado que «amor = facilidad más felicidad al cuadrado». Eso sería ridículo, bonito, pero ridículo. A veces ocurre que el amor es como un laberinto donde lo más fácil es perderse. Vaya si duele, entonces. A veces, el amor no es suficiente, no lo es, hay impedimentos, fallas, gritos de la conciencia diciendo : «no, nunca, te condenarás». Luego vienen los Beatles y te dicen que «all you need is love» con trompetas y todo, pero no es cierto. Las historias de amor no son sencillas, pero vaya si pueden ser melodramáticas.

Que se lo digan a la pobre Jane Eyre, pobre niña huérfana que conoció todas las desdichas de pequeña hasta que se topó con el amor, sólo para darse cuenta que todavía había muchas más desdichas que sufrir. Por ejemplo, tu amado señor Rochester puede tener a una mujer loca encerrada en el desván que quiere matarte. No es extraño, ella es su esposa, está loca, está encerrada y está muy enfadada. Pobre señor Rochester, las historias de amor no son sencillas, y menos si encierras a tu esposa desequilibrada en el desván y finges que no existe.

El Teatre Lliure acoge ahora la adaptación teatral de «Jane Eyre», la célebre novela romántica de Charlotte Brontë, que daría pie a la también fascinante novela «El ancho mar de los sargazos», de Jean Rhys, que ponía el protagonismo en la pobre mujer loca encerrada por su marido. Carme Portaceli dirige un montaje que huye del melodrama extremo en el que podría caer esta historia y se centra en mostrar con frialdad los hechos de la acción. Ariadna Gil es aquí Jane Eyre, valiente e indómita niña que al convertirse en mujer no olvida nunca sus principios, incluso aunque vayan en contra de su corazón. Abel Folch es Rochester, el padre de la niña de la que Eyre es institutriz y del que se enamorará sin aliento. «La obra es un canto a la lucha por la libertad. Es una obra romántica en la que la lucha por la libertad es el impulso que guía a la protagonista en un mundo en el que las mujeres no la podían conseguir», dijo ayer Portaceli.

Instinto de superación

La obra pone el foco en la capacidad de Eyre de sobrevivir a todos los malos tragos con los que se topa. Parece que la felicidad le está vedada, pero seguirá fiel a su visión de lo que ella siente que tiene que ser, pese a quien pese, y a riesgo de acabar sola y abandonada. ¿Hay final feliz para alguien como Eyre? Por suerte la novela la escribió Charlotte Brontë, no el marqués de Sade.

Para Gil, la posibilidad dde ponerse en la piel de alguien como Eyre es una de las alegrías más grandes de ser actriz. «Jane Eyre me ha ayudado a comprender un mundo y una época y el impulso y fuerza del personaje, que por otra parte tiene mucha ironía, sobre todo teniendo en cuenta que ella habla desde el final de la historia», señaló. El montaje permanecerá en el Teatre Lliure de Gràcia hasta el 26 de marzo. Imprescindible no perdérselo.