El príncipe de los poetas catalanes

Josep Carner sólo tenía doce años cuando empezó a enviar bajo pseudónimo sus primeros poemas a la revista «L’Aureneta». A los 15 ya ganaba el primer premio de los Jocs Florals de Barcelona.

Josep Carner sólo tenía doce años cuando empezó a enviar bajo pseudónimo sus primeros poemas a la revista «L’Aureneta». A los 15 ya ganaba el primer premio de los Jocs Florals de Barcelona. A los 20, la mente preclara, hiperactiva y voraz del poeta publicaba «Llibre dels poetas», su primer libro al que seguirían prácticamente un poemario al año. Su obra es, por tanto, desde el principio, basta, ambiciosa, como la de un pulpo de mil tentáculos que quiere abarcarlo todo. No es extraño, por tanto, que a lo largo de su vida utilizase hasta 49 pseudónimos para firmar sus múltiples inquietudes, del teatro a la prosa y la miscelania. Un nombre no era suficiente, como un sólo libro no sería suficiente para glosarlo todo.

El gran autor del noucentisme, el llamado como príncipe de los poetas catalanes, es una de esas maravillas insondables que ruegan no ser reveladas por completo nunca, sólo disfrutar del placer de perderse en su inmensidad, como la vida misma. «Todo es locura, correr y estar, velar y dormir, todo es engaño de vidas condenadas, darse y acometer y resistir», escribía el poeta en «Nabi» y así hay que aproximarse a su basta obra.

Edicions 62 acaba de publicar el primer volumen de la edición crítica de la obra completa de Josep Carner que incluye sus primeros once poemarios, escritos de los 20 a los 40 años, antes de salir de Barcelona y deambular por el mundo primero como diplomático y luego como exhiliado tras la Guerra Civil. El profesor de la Universidad de Barcelona (UB), Jaume Coll, y albacea literario del poeta, se ha encargado de la titánica obra, trabajo en el que empezó a trabajar en 1986 y que ahora «por tozudería», según su editor, Jordi Cornudella, ha conseguido ver por fin editada.

Como si del rastro de un tesoro perdido se tratase, Coll se ha convertido en una especie de «detective salvaje» bolañesco para bucerar en la obra de Carner y seguir su rastro hasta el final. En total, se pueden leer un total de 726 poemas, en 1.072 páginas, «tal como fueron escritas y presentadas, respetando incluso su ortografía», asegura Coll, que afirma que incluyen siete «“absolutamente inéditas».

Y no ha sido fácil reunir todo el material. «Es un clásico de la literatura, y uno de los más complejos, porque vivía de releerse y constantemente revisaba su obra, lo que supone que hasta el final de su vida escribiera unos 2.000 poemas con 3.000 formas distintas. Tener controlada esta producción ingente requiere de mucho tiempo», concluye Coll.